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Plaza París: entre palomas, ratas, monopatines y botellones

Por Tommy M. Jaume
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tommyjaumemallorcadiariocom/11/5/11/26
martes 26 de marzo de 2024, 18:57h

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Los vecinos de la Plaça París de Palma están indignados y cansados. Palomas, ratas, patinadores y botellones ocupan a diario y desde primera hora de cada tarde un espacio huérfano de niños y mayores debido a los gritos y al ruido constante de los monopatines. En mallorcadiario.com, hemos charlado con algunos de los residentes de la zona para conocer de primera mano que sucede justo al lado de s'Escorxador.

La escena que impide el descanso y parte de su vida social a los vecinos del barrio arranca cada tarde a las 16.00 horas. Fiel a su cita, aparece en la Plaza París una mujer de avanzada edad. En sus manos, porta una bolsa llena de migas de pan. Entonces, de la nada, aparecen decenas de palomas que, debido a las obras en Plaza España, se han mudado allí.

"Les doy de comer porque no quiero que se mueran de hambre", asegura antes de subrayar que "sé que no se puede hacer, pero me da igual. Estas palomas necesitan que las cuiden y nadie lo hace", asegura.

La mujer es ya conocida por los vecinos. "Hemos hablado con ella para intentar hacerla razonar pero es imposible. Los toldos y los balcones están que dan asco, llenos de excrementos y plumas", explica uno de ellos a mallorcadiario.com. "Tenemos que cerrar las ventanas para impedir que entren en casa. No sé que haremos cuando llegue el calor", lamenta.

RATAS EN LAS PALMERAS

Las palomas no están solas en la Plaza París. "Las ratas campan a sus anchas, recorriendo cables de electricidad y las ramas de los árboles", subraya una vecina. "Han destrozado las palmeras", añade para luego afirmar que "por la noche, aparecen para comerse lo que hay tirado por el césped. Y créame que, entre lo que hay para las palomas y lo que tira la gente al suelo, se pegan un buen banquete".

Otra vecina, de 45 años y que vive junto a su madre, explica que "estoy harta de llamar y que nadie haga nada. Parece que están dejando que la zona se degrade para que sea una continuación de Corea".

UN 'SKATE PARK' IMPUNE

Alrededor de las 17.00 horas, la Plaza es invadida a diario por un grupo de jóvenes patinadores. "Yo he dejado de bajar para sentarme en un banco o pasear. Ya venían antes, pero en Navidad dejaron de hacerlo porque aquí había atracciones para niños", afirma un vecino de toda la vida.

"Me da pena, mucha pena, ver esto así. A mí me parece bien que hagan lo quieran con sus monopatines, pero que lo hagan en un sitio que no molesten. El ruido que hace la tabla al caer es insoportable, sobre todo si se repite de forma constante", reconoce el caballero, de unos 80 años de edad.

Otro vecino, cercano a la treintena, apunta que "se han hecho la plaza suya. Incluso, aprovechan las señales de tráfico para tumbarlas y saltar por encima de ellas. Han destrozado todo el material urbano, incluyendo los bancos que dan pena y asco. Lo que más me indigna es que no son niños. Saben muy bien que molestan y les da igual".

Y BOTELLONES POR LA NOCHE

La falta de tranquilidad aumenta mientras pasan las horas. Al anochecer, y sobre todo los fines de semana, los botellones se convierten en protagonistas. Algunos, a vista de todos. Otros, aprovechando los posibles escondites entre palmeras y matas. Una chica, de 36 años, cuenta que "yo llevo aquí viviendo toda la vida y esto es inaguantable. Ahora podemos tener las ventanas cerradas, pero en verano será imposible. Además, son unos mal educados. Si les dices algo, se encaran a los vecinos. Algún día pasará algo".

"Hay un grupito de chicos argentinos que se pasan las horas gritando. Se creen que están en el campo de Boca o de River", explica un chico un vive en la zona. "Y eso, cuando no se ponen a jugar con el agua de las fuentes", asiente su pareja.

Otra mujer, de unos cuarenta años, lamenta que "se creen que su música gusta a todo el mundo. Al que inventó el reggaeton, la bachata y los altavoces portátiles tendrían que cortarle las orejas". "A mí me gusta el heavy metal y no lo pongo a tope. Es cuestión de respeto y educación", añade para luego indicar que "no te creas que son solo adolescentes. Algunos son ya bastante mayorcitos. Tanto, que parece que intimidan a la Policía. A veces pienso que por eso apenas pasan por la plaza".

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