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Plaza Mayor de Palma

Por José A. García Bustos
sábado 14 de septiembre de 2019, 08:12h

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Este país está lleno de plazas mayores que suelen coincidir o estar cerca del centro neurálgico de la ciudad. La de Madrid, la de Salamanca y la de Cáceres, todas con sus característicos arcos son, junto a la de Palma, las más emblemáticas.

Pero la nuestra tiene un oscuro secreto: el subsuelo. Unas galerías y un parking conforman los bajos de la Plaza Mayor de Palma y, si bien el aparcamiento está muy transitado por la consabida saturación que azota desde hace años esta ciudad, hace tiempo que las galerías cayeron en el más absoluto abandono.

Estas galerías fueron importantes y la gente las visitaba, al igual que a las galerías Velázquez o los Geranios. Recuerdo el prestigio que tenían cuando era pequeño.

Pero hace muchos años que pasaron a mejor vida. Ya no son lo que eran. Otrora eran puntos neurálgicos con comercios emblemáticos. Hoy en día, ninguna de ellas tiene una oferta diferencial que ejerza de polo de atracción.

La falta de atención de las últimas décadas sobre las galerías de la Plaza Mayor clama al cielo. Pero tras 50 años acaba la concesión y, por otros motivos, vuelven a ser foco de atención. Esta vez por la incertidumbre que depara su futuro y por el desconcierto de los actuales comerciantes que tienen que hacer los bártulos y marcharse sin esperarlo. El fin del camino parece, aunque conocido hace medio siglo, haber cogido a todos por sorpresa.

Las asociaciones de comerciantes están que trinan. Se quejan de que el Ayuntamiento ha avisado en el último momento y no tiene un plan. Vaya marrón le ha caído al recién llegado regidor de Comercio del Ayuntamiento.

Parece que la comunicación no ha sido ejemplar. La planificación y la ejecución del rescate de la concesión, tampoco.

Lo que ahora es un problema debería convertirse en una oportunidad. Es la ocasión para que el Ayuntamiento haga una acción que convierta las galerías en un polo de atracción. Por la superficie pasa gran cantidad de viandantes que proceden de las transitadas calle San Miguel, vía Sindicato, calle Colón o Jaume II. Todas confluyen en la Plaza Mayor y los paseantes ignoran lo que hay debajo por falta de atractivo.

Un mercado gastronómico de calidad con productos locales podría ser una opción. Otra podría ser la de albergar oferta gastronómica internacional.

El mercado de San Miguel de Madrid, junto a su plaza Mayor, era decadente hace unos años. Lo vi a diario durante un año cuando iba camino del metro hacia las aulas. Ahora es uno de los más visitados y apreciados de España, siendo un gran reclamo para los turistas que dejan importantes divisas al cabo del día. Una reforma integral y una oferta de calidad han atraído a un público de calidad.

Sea lo que sea que haya pensado el Ayuntamiento de Palma, si es que lo ha hecho, el resultado debería ser de primerísima calidad. Palma y los palmesanos nos merecemos una Plaza Mayor de primera. Y sus galerías forman parte de ella.

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