20 años aproximadamente asistiendo a clases de perfeccionamiento. ¿Qué aprendió Pilar en ese periodo?
Sí, al principio desde lo más íntimo y sin que nadie, ni siquiera amigos supieran que estaba metida en estas tareas, me costaba desligarme de tantas clases de teórica y práctica por las que había pasado con aquellos profesores ya reconocidos por el gran público, con los que día a día vas ampliando tu conocimiento, hasta que llega ese momento en el que tu cuerpo, tu alma y tu mente, te piden atrevimiento y casi sin darte cuenta estás alterando las normas academicistas que te han acompañado en el aprendizaje, sin pisotear las reglas elementales del equilibrio miras en tu interior y ves que se han ido incorporando luces que enfocan hacía multitud de sendas desconocidas y comienzas a personalizar y eso te empuja y te da coraje. Tanto que en ese tiempo me atreví con mi primera exposición individual.
Su etapa intermedia ha sido prolífica en creaciones marinas con ciertas reminiscencias de los pintores valencianos costumbristas. Paisajes, brisas, aromas, luz. Comienza a probar con elementos que dan volumen. A las bases de acrílico se van añadiendo conchas, caracolas y otros restos marinos.
¿Qué influencias tiene el Mediterráneo en usted y en su pintura?
El Mediterráneo siempre ha influido en mi carácter y por lo tanto en mi pintura. Precisamente en esa etapa a la que usted se refiere comencé a probar otros métodos con la pintura, aplicando volúmenes, texturas, y numerosos elementos marinos que iba acoplando, hasta conseguir un resultado plástico que me agradase.
Estar cerca del mar para mí sigue siendo esencial. Acumulo un sinfín de emociones, paseando por la orilla de la playa o sentándome frente al mar y respirar hondo mientras siento la brisa que me envuelve.
Han sido años de dedicación, de estudios, de esfuerzo, de exposiciones, de reuniones. ¿Qué ha significado para usted dedicarse a pintar?
Una manera especial de comunicarme, de expresar mi percepción de la belleza, de la armonía de los colores. Me gusta plasmar la belleza de las cosas, es mi modo natural y espiritual de estar en paz conmigo misma. Es ese otro lenguaje que no necesita de las palabras para describir mis sentimientos. Absorbo sensaciones positivas y las transcribo a una tela.
Debo añadir que el trasiego de exponer, de visitar otras exposiciones, me ha permitido también conocer a grandes amigos y a mejorar y a aprender. Soy una persona muy positiva y risueña y suelo tomar muchas notas.
Hace honor a su nombre, firme, fundamental, columna, soporte para los suyos. Es una mujer planificadora, incluso cuando pinta es de las artistas que ha premeditado el inicio de una obra. Persona afectiva y cercana, no se cansa de repetir lo fundamental que es tener la cercanía y el apoyo de la familia y de compartir momentos con las amistades.
¿Cómo se ve desde la unidad familiar?
En mi caso estoy inmensamente agradecida a Dios por el compañero de vida que puso en mi camino, para mí; la ayuda ideal, con un criterio exigente y que con su apoyo incondicional me ha sido fácil desarrollar esta profesión tan complicada y gratificante a la vez.
Me agrada valorar el tema de la familia, ese concepto tan mal usado, tan atacado y tan desvirtuado siendo que es la base del crecimiento integral del individuo. Es de vital importancia ver el trato de cariño y consideración de nuestros progenitores y el amor de ellos hacia nosotros hace más fácil que podamos construir y proyectar esos valores en nuestra propia convivencia familiar.
En definitiva, darse el uno al otro lejos del egoísmo es mucho más satisfactorio y se consigue superar más metas.
En la actualidad pinta con acrílico sobre un fondo de tela decorativa y el resultado no deja de ser curioso.
Sí, el confinamiento ha tenido mucho que ver en eso, a pesar de que supuso un impacto muy fuerte y que se adivinaban consecuencias negativas en todos los temas de arte, me propuse “positivizar” y trabajar sobre algo nuevo, haciendo uso de unas telas decorativas como fondo y colocando sobre estas, unas figuras humanas que fui inventando y pintando de colores distintos. El resultado final me daba la impresión de frescura, ver aquellas bases iguales, con rostros distintos, aunque ese proceso no ha terminado y sigo haciendo pruebas y al mismo tiempo también experimenté sobre mobiliario de madera, que si no hubiera habido confinamiento no lo hubiera hecho.
Personalmente lo convertí en tiempo de reflexión donde experimenté que mi vida está en manos de Dios, él la sostiene y hace desaparecer los miedos, confío y le busco, lo demás todo se coloca como un puzle en mi vida. Si tengo que resumirlo en una palabra te diría con letras mayúsculas que he sentido su AMOR.
Sus obras han recorrido la geografía de Mallorca, Palma, Sóller, Valldemossa, Calviá, Pollensa, han viajado a Francia, a México DF, a Bensheim, Alemania, de nuevo a México en la población de León y además de sus muestras individuales, ha compartido salas de exposiciones con patriarcas nombres del universo artístico.
Pilar García es un ser que mira con ojos resplandecientes, como arropada por un terciopelo sagrado. Es fiel a sus creencias, siempre predispuesta a colaborar con quien necesite de su riqueza espiritual. Valora y practica la amistad sincera, su corazón de trato generoso levita en torno a la humanidad menos afortunada.
Como todo artista sabe que de la constancia en el trabajo se recoge el fruto, pero la inspiración engrandece la causa, esa bengala que cuando más lo precisas asciende para iluminar el cielo oscuro y ella se siente afortunada con su musa particular. En este caso es su hija.
Su visión de la representación del arte es la que muestra una y otra vez, consciente de que ahí afuera existen otras filosofías, otros análisis. No pretende dar lecciones a nadie. Un día se dio cuenta de que necesitaba pintar y lo hizo. Así de simple.
…Ahí la dejamos, atendiendo la música de las olas de la “platja des Dolç”.
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