Pesos y medidas
miércoles 06 de agosto de 2014, 18:57h
El lamentable caso Pujol nos brinda una oportunidad de oro para comparar el distinto trato que el gobierno, los medios de comunicación y la justicia dispensan a hechos parecidos en función del territorio en que se produzcan.
Sin duda, no soy muy original si comparo la situación que atraviesa actualmente CiU con la que en su día experimentó Unió Mallorquina, tras las irregularidades que se han descubierto a sus respectivos expresidentes y referentes históricos. Es cierto que, tanto con relación a los personajes, como a los casos en sí, podemos señalar notorias diferencias, pero el zarandeo político a sus respectivos partidos sí merece ser comparado.
Pues bien, es obvio que CDC no lo está pasando bien con semejante envite y que sin duda le supondrá un enorme desgaste –más allá de su crisis de pareja con la Unió de Durán i Lleida-, pero nadie en su sano juicio atribuirá a toda la militancia catalanista los tejemanejes de su presidente emérito ni los de otros cargos corruptos del partido. Tampoco se propondrá la intervención policial de la sede ni, como colofón, la disolución de facto de la formación, incluso del propio espacio político, como sucedió aquí.
UM, sus miles de militantes, simpatizantes y votantes pagaron en carne propia las chapuzas y delitos de algunos de los exdirigentes uemitas, quedándose, por mor del acoso despiadado de una fiscalía anticorrupción con un objetivo meridianamente diáfano, huérfanos de partido a dos meses de unas elecciones, lo que constituye uno de los mayores atentados que contra la pluralidad democrática se han perpetrado en este país, del que derivó un mapa electoral adulterado, propicio para la mayoría absoluta de Bauzá que ahora lamentan muchos de los que aplaudieron entusiastas la eliminación de Unió Mallorquina del mapa político balear y que ahora desearían una fuerza que ocupe su lugar. Menuda paradoja.
Cierto es que, en contra de toda lógica, hasta el propio presidente uemita abandonó el barco cuando las cosas se complicaban y se aferró a un nuevo proyecto, pero la verdad es que, en esa situación, era muy difícil mantener la cabeza fría, y no sería del todo justo reprochárselo. La perspectiva de casi cuatro años transcurridos desde entonces nos sitúa ante un análisis mucho más sosegado, que evidencia la salvajada que se cometió sobre muchos, para perseguir los delitos de unos pocos. El fin justificó una gigantesca desproporción de medios. A día de hoy, el centro político balear no se ha recuperado todavía, al menos en la medida que los estudios configuran su verdadero peso social, que es mucho. Las formaciones regionalistas nacidas antes de las elecciones de 2011, deprisa y corriendo, están relativamente estancadas incluso después de confluir, o crecen de forma poco significativa, sin que esta valoración deba suponer atisbo alguno de menosprecio por mi parte. Otras iniciativas, como la de la resurgida Convergència Balear, -en la que ya saben que milito-, aun con vocación de abarcar un mayor espectro centrista, son todavía demasiado recientes.
La intensidad de la presión sobre CiU responde, en gran medida, al giro soberanista de la coalición y a la proximidad de la fecha prevista para la anunciada consulta, pero hasta en Madrid se reconoce el papel que, desde 1980, desempeñaron los nacionalistas catalanes en la estabilidad política y el progreso de España.
En Balears, curiosamente, se ha producido una distorsión histórica de tal calibre que ya nadie se acuerda de que los nacionalistas fueron fundamentales en la gobernabilidad de nuestra comunidad, siendo claves en el centrado de ejecutivos a izquierda y derecha y constituyendo un factor esencial en la defensa de nuestra lengua y cultura y en el desarrollo de muchas infraestructuras alabadas por los ciudadanos. Las acusaciones de clientelismo y corrupción de algunos de sus dirigentes, pudiendo ser ciertas –a los hechos probados de las sentencias me remito-, son comunes, cuando menos, a populares y socialistas y me temo que a muchas otras fuerzas políticas, aquí y en el conjunto de España. Eso sí, existe una apreciable diferencia: La desproporción y la mucha mayor gravedad de los casos en que se han visto inmersos PP y PSOE y su distinto alcance territorial. Sin embargo, estos últimos siguen vivitos y coleando –lo cual celebro por cuanto preserva la pluralidad- y UM es solo un recuerdo.
Sería un tremendo error intentar volver al pasado y no hacer autocrítica de unos hechos gravísimos que a quienes más perjudicaron fueron a las propias bases sociales uemitas, pero, aunque sea solo por los centenares de centristas honestos que militaron en Unió Mallorquina, resulta imprescindible que, como sociedad, comencemos a valorar los hechos como realmente fueron y no como determinada prensa con intereses políticos evidentes nos ha querido contar e
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Pesos y medidas
Últimos comentarios de los lectores (3)
25794 | bernat - 07/08/2014 @ 20:58:30 (GMT+1)
Marcos, cuanta razón tiene Maria . No trates de confundir a la gente. Tu eras de UM y estabas en primera línea, afortunadamente para ti te retiraste a tiempo, pero los votantes engañados de UM , no olvidaremos nunca.
Ahora ya os va bien esto de Pujol y Cia, para tapar con un dedo el desastre de UM
Te felicito por tu oportunismo, lo has hecho bien , aunque no entendere como un buen abogado como tu, se mete en estos fregados
25785 | Maria - 07/08/2014 @ 11:25:31 (GMT+1)
Reflexions molt interessants. Però vostè ,Sr. González, poc pot recriminar als que abandonaren la nau "uemita". Es cert que ho va fer el darrer president, però també el darrer secretari general i la majoria dels membres de la darrera executiva. I vostè que va fer? Record que va ser elegit el darrrer candidat per UM a la batlia de Palma, on era al maig del 2011? On ha estat aquests tres darrers anys? No vulgui enganar als "centristas honestos que militaron en Unió Mallorquina", ni a la resta. Que a Mallorca tots ens coneixem!
25780 | pau - 07/08/2014 @ 09:47:52 (GMT+1)
Brillant anàlisi comparatiu. Enhorabona.
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