Es difícil escribir sobre lo que se sabe porque puedes no ser sinceramente sincero al escribir, al relatar las cosas . Así que, a continuación, comentaré y contaré cosas, en las que se omiten ciertos detalles que puedan inducir a error. Por otra parte, me duele reprimirme y no contarlo todo con pelos y señales, pero me queda poca ropa en el armario y aún estoy nadando por aguas procelosas y hay mucho tiburón suelto. Seguramente que en estos primeros párrafos, siguen ustedes sin saber a que me refiero, pues ya lo he dicho en el titular: Periodistas Eres y Cebrianes y sobre todo Periodistas.
Miren me ha dado por ahí. Posiblemente me afectó la liberación de los compañeros periodistas, que tras permanecer casi un año secuestrados en Siria, por terroristas del islam, regresaban a la libertad. Por fin podían abrazar a sus seres queridos. Fue una noticia que me llenó de alegría y me emocionó.
Posiblemente, me haya tocado el corazón, ver el pasado Miércoles a los estudiantes de periodismo y comunicación del CESAG, celebrar con diferentes actos el Día Mundial de la Libertad de Prensa, -todo un gesto reivindicativo- Libertad, que los aspirantes a periodista que obtengan plaza … deberán defender, ya que me temo, que con mayor o menor intensidad, de una forma u otra, de un modo más “light” o más “hard” padecerán algún día su ausencia. Sin tener que ir muy lejos a Alepo, a Turquía o Venezuela, ver estos días en casa a los Cebrianes de turno, que impiden a sus trabajadores hablar de cosas “feas” !Los papeles Sucios se lavan en Panamá!gritará el amigo del millonario Gonsales don Felipe, mientras aprovecha para quitarse de encima a todos los colaboradores incómodos, por haber dicho la verdad, por ser periodistas. Cebrianistas hay muchos se lo aseguro, no tantos como periodistas, pero... los cebrianes abundan, van más blindados, más forrados, a resguardo de la intemperie casi camuflados, disfrazados de o tapados por otro espécimen o poder añadido que les protege, pero siempre a cubierto.
Seguramente, que lo que más he sentido, ha sido el ERE de los trabajadores del Grupo Editor del Diario El Mundo, que afecta a más de 224 trabajadores de los que 185 son periodistas. Me duele, como periodista, como trabajador de la información que he sido como ellos. Me sabe mal que tantos hombres y mujeres queden de un zarpazo en la la puta calle. Nunca me pude explicar, cómo es, que los expediente de regulación de empleo, siempre tocan o afectan a los que menos cobran en una empresa, que son la mayoría de los que tiran del carro. Me pregunto ¿Por qué no empezarán por arriba donde están las cabezas pensantes, los sabios de la empresa y su equipo de correveidiles? Siempre comienzan por abajo, como hay muchos, pues a fumigar por la base que la mayoría de ellos son jóvenes y soportan mejor los contratiempos. Además con los contratos intemporales, temporales, parciales, indefinidos e infinitos que se hacen ahora, no hay problema, con cuatro duros se le pone al sujeto proa al exterior y a otra cosa mariposa.
Pues en mi tiempo no había eres, había simplemente despidos. Como Franco acababa de morir y los agentes sociales aún no cobraban del Estado, ni estaban liberados, pues se lo curraban bien. La verdad es que hacían un buen trabajo y vigilaban más que el Lago Negueruela y sus muchachos, a todas las empresas que los solicitaban y las que no, también. De este modo, si al cabroncete de turno, porque no le caías bien o no eras un trabajador ejemplar y sumiso, le daba por fumigarte y una vez en los tribunales el juez fallaba que el despido había sido improcedente, debía readmitir o pagar la indemnización. En aquellos tiempos -dependía de la antigüedad- se sacaba un buen pellizco, no como ahora, que también hay cabroncetes, que por dos duros te rescinden el contrato basura y te quedas en la calle con lo puesto y con dos duros de indemnización.
En aquellos días, también se producían despidos sin previo aviso, de la noche a la mañana. Cuentan que en cierta ocasión, Sábado por más señas, un trabajador nada más entrar en la empresa para comenzar su turno de trabajo fue despedido fulminantemente. Claro el trabajador era el Delegado de los trabajadores y había denunciado el nuevo horario de turnos que a la Dirección del centro se le había ocurrido cambiar sin consultar a nadie, ni siquiera al Delegado de los trabajadores. Esta denuncia no le sentó nada bien a la Dirección y aún menos al Gerente, persona muy culta y preparada y muy religioso, pero este día muy enfadado con el Delegado por haber denunciado en Magistratura los turnos y, “zas” se lo cargó de inmediato, lo despidió así sin más. Días más tarde fueron a juicio y el Magistrado falló a favor del Delegado que la no ser readmitido lo tuvieron que indemnizar. El Delegado quedó en la calle, por cumplir con su obligación social para la cual le habían votado sus compañeros. Dicen, que los “compas”no rechistaron ni dijeron nada por temor a otros despidos. Me han contado otra de este gerente: el hecho ocurrió al despedir a una persona que padecía una minusvalía, con el pretexto de que no desarrollaba bien su trabajo vamos que sobraba. Al ser increpado el Gerente por su decisión respondió: “si le hacemos un favor, con lo que cobrará por el despido podrá montar un Quiosco”. El Gerente sigue por ahí con su talante culto y bondadoso y el minusválido, que cobró su indemnización, a penas la disfruto murió a los pocos años. Podríamos continuar ¿verdad que si tu? Pero no quiero hacer más amigos, ni destapar más sentinas de la injusticia que hoy no toca y se hace tarde. Otro día, habrá segunda parte, lo prometo.