Pedro de La Pampa o el honor de Begoña

¡Avisad a Oscar el bravo!

¡Que venga Albares el breve!

¿Cómo este tipo se atreve?

¿Cómo se atreve este pavo?

Esta afrenta yo la lavo.

Que dice el tío, no es coña,

que es corrupta mi Begoña.

No pienso quedarme mudo

ante el gaucho melenudo.

¡Qué escándalo, que vergonya!

Me desvivo por España

pues es como mi cortijo.

Ven aquí Albares, canijo,

que vamos a darles caña.

Que ya estamos en campaña

y para seguir invicto

he de azuzar el conflicto.

Suelta a Puente, gran zambombo,

que sabe montar quilombo.

¡Que le llame drogadicto!

Margarita, ponte fiera.

Bombardéame a esa tropa,

con aviones de Air Europa,

y manda una cañonera.

Que tiemple la fachosfera,

y se joda la Argentina.

¡Cuántos votos! ¡Vaya mina!

(Aunque venga bien, no dudo,

al hirsuto pelotudo).

¡Venga trae más gasolina!

¿Qué dice? ¿Sobreactuación?

¿Que yo estoy como una chota?

¡Sucio facha antipatriota!

La que duerme en mi colchón

es de España institución.

¿Merece la pena a mí

tanto bulo que leí,

aguantar al judicial,

pasarlo, en suma, tan mal?

Pues la verdad es que sí.

Lo he pensado muy despacio:

por luchar contra el horror

de derechas, por amor,

por el Falcon y el palacio,

a marcharme soy reacio.

Por esa razón, señores,

yo retiro embajadores,

reconozco a Palestina,

y daría Murcia a China.

¡Y estoy disfrutando horrores!