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Pateras, mafias y nula política común de Europa

martes 13 de agosto de 2019, 00:00h

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Seis pateras han llegado a Baleares en menos de una semana con casi un centenar de personas a bordo. La situación no es nueva, aunque confirma la tendencia al alza de un problema que se inició cuando llegó la primera patera a Mallorca, hace ahora algo más de diez años. Es la visión local de una tragedia continental protagonizada por miles de ciudadanos de países empobrecidos desde un punto de vista económico o fracasados desde un punto de vista político que ejercen una presión desde el norte de África y Oriente Medio que ha desembocado en un problema humanitario de dimensiones mayúsculas; un conflicto alentado por las mafias que negocian con la desesperación y enquistado por la falta de acciones políticas de alcance global.

Por el volumen de las cifras de inmigrantes llegados en patera, en Baleares la situación no alcanza una magnitud especialmente preocupante, aunque ello no debe desviar la atención del problema general que provoca que miles de ciudadanos huyan de sus países de forma masiva, a menudo, sin saber a qué futuro inminente se van a enfrentar.

No lejos de aquí, el drama se vive estos días a bordo del buque de rescate de inmigrantes Open Arms, una embarcación de bandera española que aguarda frente a la isla de Lampedusa -al sur de Italia- con 160 inmigrantes que esperan la autorización para desembarcar en alguno de los puertos de la zona tras la negativa de permitir el atraque por parte de Italia y Malta. En el mismo área, el buque Ocean Viking -fletado por Médicos sin Fronteras y la ong SOS Mediterráneo- aguarda con 81 personas frente a las costas de Libia, sin saber hacia dónde dirigir su proa.

Noticias similares se producen cada verano sacudiendo la conciencia de muchos ciudadanos y provocando acciones políticas que no suelen ir mucho más allá del gesto fácil que produce un rédito a corto plazo. El desembarco del Aquarius en España en 2018, autorizado por Pedro Sánchez, se convirtió en un gesto aislado que no se ha vuelto a repetir; de hecho, Moncloa se ha puesto ahora de perfil con el argumento de que es Europa quién tiene que marcar el guión y señalar la forma de actuar en el caso del Open Arms.

Una posición común de todos los países que conforman la Unión ayudaría a afrontar el problema, sin dejar de lado el cumplimiento de la ley en materia de inmigración, la lucha contra las mafias y la ayuda en origen para evitar el éxodo masivo de ciudadanos de sus propios países.