Papel higiénico contra el coronavirus

Seamos positivos. En estos días de cuarentena domiciliaria voluntaria que algunos nos hemos dado y que otros temerariamente desprecian, debe de haber algunos personajes muy felices. Están viendo su sueño hecho realidad. Las terrazas vacías, los cruceros prohibidos, hoteles cerrados, comercios con la persiana bajada, el centro de Palma casi vacío (para que lo disfrute 'qui l'habita') y empresarios suplicando al Gobierno y al Govern que se aplace el pago de impuestos para no quedarse sin liquidez. Vamos, que gracias al coronavirus COVID19 se está materializando el mundo idílico que numerosos izquierdistas radicales venían reclamando y pretendiendo imponer al conjunto de la sociedad. Ahora lo han conseguido.

Vivimos tiempos difíciles, si difícil puede considerarse no salir de casa si uno no tiene algo importante que hacer fuera, leer, ver la tele, escribir, chatear con los amigos... Nunca nos hemos enfrentado a algo así antes. Solo lo hemos podido imaginar remotamente, viendo alguna película tipo apocalipsis zombi. De ahí que mucha gente, presa del pánico, corra a vaciar las estanterías de los supermercados sin ninguna necesidad. Está costando trabajo encontrar papel higiénico. Algunos ya están recurriendo como plan B a las servilletas de papel o al papel de cocina. Qué remedio. Quiero pensar que quienes acaparan compulsivamente son ciudadanos atemorizados a quienes más que insultar, deberíamos tratar de explicar de qué va esto. Igual deberíamos hacerles entender que no tienen ningún sentido hacer acopio de papel de váter, a no ser que lo que pleneen sea disfrazarse de momia, aunque no es el momento.

Ahora toca ser responsables, cívicos y solidarios. Atender las órdenes y recomendaciones de las autoridades, por más que a algunos nos parezcan cuestionables. Tiempo habrá de analizarlo. Ahora no toca. Estemos cada uno en su casa con el principal objetivo de evitar enfermar. Si este argumento no le convence, igual merece usted ser momificado pronto.