Panem et circenses
Por Miquel Pascual Aguiló
sábado 18 de marzo de 2017, 01:00h
Literalmente “pan y circo” es una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas. Los intelectuales españoles de los siglos XIX y XX se quejaban de manera similar con el “pan y toros”.
Esta frase se origina en Roma en la Sátira X del poeta romano Juvenal (alrededor del año 100 a. C.. Juvenal muestra su desprecio por la decadencia de sus contemporáneos romanos, que habían olvidado su derecho de nacimiento a involucrarse en la política Los políticos romanos concibieron un plan en 140 a. C. para ganar los votos de los pobres; al regalar comida barata y entretenimiento, los políticos se dieron cuenta que esta política de “pan y circo” era la forma más efectiva de subir al poder. Hoy tiene plena vigencia, pues parece que amplios sectores de la población permanecen distraídos de temas fundamentales, mientras se contentan con algo para comer (renta social garantizada) y se entretienen con espectáculos frívolos, vergonzantes y vergonzosos, los ofrecidos un día sí y el siguiente también, por nuestro particular circo en que se ha convertido el actual Parlament de las Illes Balears.
En Palma, y a pesar que, como en más de 300 otras ciudades españolas, se han prohibido los circos en los que actúen animales salvajes (y domésticos, si los hay), nosotros tenemos nuestro particular circo que incumple esta normativa y además plagado de payasos a los que pagamos esplendidos sueldos por divertirnos y escandalizarnos con sus demostraciones de estulticia, de ignorancia al poder, de vagancia y de falta de conocimientos para ocupar los sillones que ocupan, de típicos subproductos del sistema que tanto critican y que fuera de él no durarían ni un solo día y de cantidad de antisistemas viviendo del sistema a cuerpo de rey. Viene a cuento por la esperpéntica decisión del recién nombrado Presidente del Parlament de las Illes Balears de desalojar la Sala de Plenos y los comentarios de los propios parlamentarios, entre los que quiero destacar los de la portavoz del grupo Podemos, Laura Camargo, quien tuvo la, digamos, ocurrencia de decir al respecto que el Reglamento del Parlament es “totalmente arcaico y anticuado”, rematando la faena subrayando que el artículo aplicado es “totalmente vergonzoso” y “contrario a la transparencia”, a lo que tuvo la osadía de añadir “Estoy avergonzada de que se aplique un Reglamento que va contra la transparencia”, como si no la hubiéramos visto dando las órdenes pertinentes a su mandao.
¡A ver si nos aclaramos!, resulta que la portavoz del grupo parlamentario de Podemos que llego diciendo que iban a regenerar la política, ha tardado dos años en darse cuenta que debía cambiarse el reglamento del Parlament. ¿Qué ha hecho estos dos años?, ¿Cómo ha podido trabajar con tamaño reglamento?, ¿Cuánto dinero nos ha costado que esta señora llegara a esta conclusión?, ¿Se dio cuenta antes o después de haberle ordenado que lo aplicara?, ¿Es esta otra podemista de las que, como el Jarabo, primero mete la pata y luego pide perdón?, ¿Qué hemos hecho mal para merecer esto?
La historia no tiene desperdicio, y es otra muestra de la falta total de ideología de los actuales jefes de Podem Baleares, solo preocupados por seguir manteniéndose en la poltrona, a cualquier precio y que en un plis plas han dilapidado su capital moral dejando el contador a cero, en una carrera contrarreloj por mantener una ficción que cautivó a mucha gente, gente que se está dando cuenta que eran unos arribistas sin ética ni freno.
El presidente del Parlament ha evitado que Podemos votara la moción de transparencia que había presentado el PP. Una iniciativa, con la que los populares querían que Podemos se enfrentara a sus propias contradicciones, haciendo que el pleno del Parlament constatara el “incumplimiento” del Govern de un acuerdo del pleno del 22 de septiembre de 2015 presentado por el PP y que contó entonces con los votos favorables de Podemos. Concretamente, se pedía el cese del director general del IbSalut, Juli Fuster, (el PSIB considera que “no es nepotismo” que Patricia Gómez, la consellera de Salut, nombrara a su compañero sentimental Juli Fuster director general del IB-Salut). y de un alto cargo de la Conselleria de Trabajo ( según el PSIB tampoco es nepotismo que Pau Thomàs fuera contratado a dedo como asesor técnico de la Conselleria de Trabajo, Comercio e Industria del Govern, siendo hijo del vicepresidente primero del Parlament, Vicenç Thomàs) por tratarse de “dos claros casos de nepotismo”.
Cabe recordar aquí, que para más escarnio de los parlamentarios, que aquel día, el 22 de septiembre de 2015, desde Més, recordemos que es uno de los integrantes de la mayoría gubernamental, se dudó de la estética y oportunidad de los dos nombramientos socialistas, aunque votó en contra de la moción presentada por el PP y ahí siguen ambos individuos cobrando un sueldo millonario con el beneplácito del PSIB-PSOE, de MÉS y de PODEMOS. Lo dicho un circo.
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Últimos comentarios de los lectores (2)
176844 | Desolación al ajo y agua - 19/03/2017 @ 00:06:05 (GMT+1)
Cómo, entre tanta tontería, se atreven a decir, '¿Qué hemos hecho mal para merecer esto?': 'esto' se arregla con mas bagaje, con la experiencia, con renovaciones en los cargos de poder y con la verdad por delante, pero, y lo q 'hicieron'? Cómo se arregla? Ni con cárcel ni devolviendo lo robado: Pesa sobre los políticos de siempre acusaciones tan graves q leyendo este artículo he sentido tristeza y desamparo; pena x los q a pesar de lo q han hecho, miran para otro lado e indultan impunemente a personas muy respetables, respetadas, y honradas!
176839 | Martín Cifre Cortés - 18/03/2017 @ 12:50:53 (GMT+1)
Miquel, si hubiera otro u otros muchos que lo tuvieran tan claro como tu otro Gover tendriamos.No te pares, cap envant
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