El taxi es un servicio público de vital importancia para garantizar la necesidad de movilidad de buena parte de la población residente y también de los turistas que nos visitan. Hay mucha gente que, por diversas circunstancias, no puede recurrir al transporte público, ya sea porque tiene alguna discapacidad o limitación en su movilidad, o directamente por tener una elevada edad, o quizás porque los horarios de bus o tren no se ajustan a sus necesidades concretas.
Hay infinidad de circunstancias en las que un ciudadano tiene que usar un taxi, sin ninguna otra alternativa posible. Y en los meses estivales de gran afluencia turística, esta demanda de taxis se multiplica exponencialmente, sin que los vehículos existentes sean capaces de sacar adelante todo el trabajo de forma satisfactoria para los usuarios. Demoras, paradas sin vehículos, teléfonos de las centralitas que nadie contesta. Pocas cosas hay que resulten más desesperantes que necesitar un taxi y no conseguirlo de ninguna manera.
Desde este punto de vista, hay que valorar positivamente que el Ayuntamiento de Palma haya aprobado la libertad horaria de los taxis en temporada alta, previo acuerdo con el sector, lo que aumentará el número de vehículos disponibles cuando hay mayor demanda. Igualmente, es una buena noticia que se aumenten las licencias temporales y que se facilite la obtención de la licencia municipal para conducir taxis, con más exámenes cada año. También, que las Islas se abran a nuevas fórmulas como el aumento de licencias VTC, que permiten servicios como los prestados por Uber.
Toda iniciativa que permita contar en Palma con más taxis para cubrir los picos de demanda que inevitablemente se sufren cada verano, ha de ser bienvenida. La falta de taxis es un grave problema que en demasiadas ocasiones han padecido los habitantes de Palma y también los turistas; y al que ha de ponerse solución de forma valiente y siempre dialogando con el sector. Pero, sobre todo, buscando satisfacer las necesidades de movilidad de los usuarios.