Palabras que embarazan

Andaba pensando en qué escribir esta semana, cuando me asomé a Twitter y enseguida acudió el gran Gabriel Rufián al rescate, dirigiéndose desde la tribuna del Congreso a los diputados de VOX:

“¿Cuántos de ustedes son católicos? Se reivindican como un partido tradicionalista, cercano a la Iglesia católica. Por lo tanto, ustedes creen en serpientes que hablan. Por lo tanto, ustedes creen en palomas que embarazan. Por lo tanto, ustedes creen en que las mujeres provienen de la costilla de un hombre. Por lo tanto, ustedes creen que si todos y todas nos portamos mal llegará una lluvia de fuego y nos quemará a todos y todas. Y vienen a ustedes a dar lecciones de normalidad y adoctrinamiento”.

Lo primero, no sé por qué discrimina a les persones no binaries, al decir “todos y todas” y omitir el preceptivo “todes”, máxime cuando el debate trata de la ‘Ley Trans’. Lo segundo, se ha ganado por aclamación popular su derecho a un apodo. Gabriel “Teólogo” Rufián demuestra un dominio de la fe católica a la altura del resto de sus conocimientos. Incluso a la altura de los conocimientos históricos de José “Almirante” Hila, por recordar otro meritorio apodo recientemente ganado (©Santiago Fiol).

Querido Rufián, lo de la paloma que embaraza tiene un pase, aunque más embarazosas son tus palabras, por lo de la vergüenza ajena. Además el domingo es Pentecostés (fiesta del Espíritu Santo; en internet te lo explican). Lo de la serpiente y la costilla no es exactamente así (en el catecismo te lo explican). Lo de la lluvia de fuego no me suena, pero escucharte debe de ser bastante parecido. Mira, si quieres un resumen de lo que creemos los católicos y las católicas, lo más práctico es que acudas al Credo, que es una oración muy cortita donde está lo básico. Si buscas milagros, basta que tomes de ahí la Creación o la resurrección de entre los muertos, que son tan espectaculares como la Encarnación (lo de la paloma que mencionas, aunque la paloma sale en otro sitio, pero te entendemos).

Ahora veamos qué creéis los materialistas.

No sabéis de dónde sale vuestra única realidad, la materia. Diría que hay dos teorías principales. Una es que la materia es eterna. Simplemente existe, y siempre ha existido. Fenomenal, cumbre. Otra es que la materia apareció de la nada, por “generación espontánea” (Hawking). Aún mejor.

La hipótesis más aceptada por los estudiosos (enunciada por un sacerdote católico, por cierto) sobre los comienzos del tiempo es que la materia estuvo concentrada en un punto, y que hubo una gran explosión, el Big Bang, que dio lugar al universo. Los materialistas creéis que fue casualidad, que esto no indica nada. Ajá, muy bien.

La materia se expandió y dio lugar a las estrellas, los planetas y demás astros, de acuerdo con leyes físicas universales; un orden que, para vosotros, también es casual. En -al menos- uno de esos planetas, se dieron las condiciones para que apareciera la vida -según vosotros, por puro azar-; cómo, por el momento lo desconocemos. Luego, esa vida evolucionó, según leyes para vosotros completamente aleatorias, hasta dar lugar a vida inteligente (en algunos casos).

En cuanto al tiempo, si trasladáramos a un año toda la historia del cosmos, el Big Bang estaría al comienzo del 1 de enero, y toda la historia del hombre ocuparía tan solo el último minuto del 31 de diciembre. Cristo aparecería ese mismo día, a las 23:59:50. Desde entonces, la historia de la humanidad se acelera, hasta el momento presente.

Pero para los materialistas, el cosmos, la Tierra, la vida, el hombre, la historia, todo, absolutamente todo, es fruto del azar. No hay un motivo, una causa, una intención. Nosotros en cambio pensamos que todo esto apunta a que hay Alguien detrás, una Razón, un Logos. Pero ellos, los partidarios de la casualidad, del absurdo, se autodenominan racionalistas… Pues igual que se llaman progresistas y no quieren más que regresar: menos humanos, más naturaleza. Como si los humanos no fuéramos naturaleza. Pero no pidáis a los racionalistas que razonen, ni a los progresistas que progresen. Su progreso consiste en destruir la civilización: la familia, la economía, el buen gobierno, la libertad.

Como creen que todo lo que piensan está determinado por la materia que forma su cerebro, no creen en la libertad, en el libre albedrío. Son deterministas. Por eso no distinguen al hombre de los animales. Y al pensar así, se convierten efectivamente en animales, pues omiten las funciones más elevadas de nuestra mente (o tal vez alma, tocayo). Normal que crean también que, si piensan que son mujeres, es que lo son. Así que si la materia de la entrepierna sigue ahí, contradiciendo a su materia cerebral, pues se quita. O no, se dicen que las mujeres a veces tienen ahí materia, y palante. Ya hemos dicho que son partidarios del absurdo.

Ale Teólogo, a fundar repúblicas (ideales, me temo: inmateriales. Ya lo hablamos cuando te metas a Filósofo).