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Paisaje después del esperpento

miércoles 22 de junio de 2022, 10:24h

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En el último año de esta legislatura, Cort se apresta a expeler, cual castillo de fuegos de artificio, todo el cúmulo de despropósitos de que son capaces sus actuales responsables, que es casi infinito.

Prueba irrefutable de ello es el esperpento vivido en las últimas semanas a cuenta del Palma Pride Week, de los desplantes barriobajeros de Sonia Vivas y de los veleidosos vaivenes del alcalde, que pasó de apartar a Alberto Jarabo y abrazar sin ambages el proyecto de su socia follonera, a recular como si nada cuando desde el partido le llamaron a capítulo porque consideraron que el ridículo excedía incluso los límites tolerables en alguien tan identificado con él como José Hila.

Pero, si habían hecho ustedes acopio de palomitas no tienen de qué preocuparse, el sainete no ha finalizado todavía.

Cuando trascendió que Vivas había firmado documentos para la ejecución del evento justo antes de ser cesada ya pudo pergeñarse un panorama mucho más enmarañado de lo que desde Cort querían hacernos creer.

La cosa es que, tanto los actos administrativos que otorgan derechos a terceros, como los contratos que suscriben los munícipes, incluso en el supuesto de que fueran nulos de pleno derecho, no pueden ser dejados sin efecto con una mera escenificación de Junta de Gobierno municipal en la que se esgrimen argumentos jurídicos tan sólidos como la incomodidad de los vecinos o la supuestamente sobrevenida mercantilización del evento. Hay una cosa llamada procedimiento administrativo, aunque este ayuntamiento lo desprecie con inusitada frecuencia.

De manera que Hila tiene dos opciones, la de intentar reconducir los contratos suscritos para no entrar en disputa judicial con los contratistas -en cuyo caso, el engaño a los ciudadanos es evidente-, o prepararse para afrontar litigios de más que dudoso éxito para el ayuntamiento que sin duda alguna costarán mucho dinero a las arcas municipales, es decir, a usted, lector palmesano, y a mí.

Ni el disgusto vecinal ni la mercantilización -término muy en boca de esta tropa- son nuevos. Cuando Hila optó por Vivas en detrimento de Jarabo ya existían sobradas evidencias de ambos efectos, que le importaron una higa a nuestro ínclito alcalde.

Lo que sucede es que la incontinencia follonera de Vivas mentó la bicha -la vergonzosa situación de Neus Truyol, imputada por graves delitos y aferrada a su silla con supergén- y entonces la onda expansiva en Més puso en peligro bastante más que el gobierno municipal, algo a lo que Francina no estaba dispuesta, y menos para seguir riéndole las gracias a Hila, a quien, veinte siglos atrás, la presidenta lapidaría sin despeinarse.

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