Estamos asistiendo a la aparición, en el sainete político con gran amplificación mediática de viejos perros con nuevos collares. La capacidad de sorpresa la hemos agotado. El comportamiento de algunos seudolideres sociales, ni nos provoca ni nos evoca ni rien de rien. La apatía y el aburrimiento nos acompañan. No se merecen ni un gramo de nuestra atención ni por supuesto interferir en nuestro preciado mindfulness personal.
Sublime el potencial autodestructivo del líder podemita de las Baleares, lo que demuestra la máxima “de que cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar” y que una cosa es predicar y otra dar trigo “. Ya no cuela. Algunos políticos clásicos y crónicos recuperan la sabiduría refranil en el “otros vendrán que buenos nos harán”. Y en el obligado consumo de la realidad que nos permita una buena adaptación es conveniente recordar que el tiempo y los hechos son los jueces implacables de la vida. La identidad es un proceso y lo que nos define no es lo que decimos, ni lo que decimos que somos sino lo que hacemos y sobre todo desde donde lo hacemos y en qué tipo de necesidades ( ser o tener) se sostiene nuestra conducta.
Espectacular el estupor catatónico del poliédrico Pedro Sánchez, ante la pregunta a la yugular de López: ¿Conoces la definición de nación? Enternecedor el toque y colegueo condescendiente aderezado de fineza florentina de Susana a Pedro en “no mientas cariño” y puñalada trapera en” el mira Pedro, no se puede faltar a la verdad, te reconozco que en estas semanas has sido muy imaginativo “. No es lo mismo la mitomanía, las fantasías y la imaginación.
Y demoledora la lideresa andaluza en el “a veces puedo compartir lo que dices, lo que no sé es si mañana vas a decir lo mismo”, subrayando la capacidad sanchista veletera, su variabilidad pendular, su pluralismo yoico y su gran flexibilidad cognitiva y conativa con sobredosis de incongruencia conductual.
Me viene a la cabeza cual frase reveladora y esclarecedora, lo que me dijo una sabia y anciana gallega, “en la vida a veces uno tiene que optar por dejar a los catetos e ir por la hipotenusa”. Pues eso no se catetizen ante semejante espectáculo catetizador.
Si algo está claro es que nuestros políticos no son suficientes ni necesitamos que piensen por todos nosotros.
Ah y recuerden aun, aquí y ahora que estamos en derrota transitoria pero nunca en doma.