El equipo de desgobierno de Cort está tardando en desmontar piedra a piedra el monumento de sa Feixina. Podría ordenarlo en base a la ordenanza de ocupación de la vía pública, la misma normativa utilizada para librar a la ciudad de las 127 terrazas cerradas que había en Palma y que tantísimo molestaban a PSOE, Podemos y Més. El monolito erigido en 1948 en memoria de los fallecidos en el hundimiento del crucero Baleares, no se olviden, les molesta mucho más, pero se lo van a tener que comer con patatas porque el juzgado de lo contencioso administrativo número tres de Palma ha sentenciado que debe ser protegido dado su valor arquitectónico, histórico y artístico, por más que nuestros actuales gobernantes no los perciban.
El alcalde José Hila defiende ahora que se trata de un monumento franquista, algo que no consta que sostuviera cuando era teniente de alcalde de Aina Calvo (2011-2015) y optaron por aplicar la Ley de Memoria Histórica y contextualizar el obelisco, de forma que perdiera su contenido ideológico para ser un memorial a todas las víctimas de la guerra. Hila ha cambiado de parecer, por tanto podemos concluir que si el “monumento franquista” está hoy en pie es esencialmente gracias a que el PSOE en su día lo salvó. Ahora reniegan de lo que hizo la actual delegada del Gobierno en Balears, auténtica defensora de la polémica construcción a quien la plataforma Salvem sa Feixina le debe tanto.
Cort y Consell de Mallorca anuncian recursos, pero se van a comer el monolito con patatas, gracias a la contextualización que llevó a cabo el PSOE de Aina Calvo, siendo José Hila responsable de Función Pública y Movilidad. Ahora sabemos que aquello blindó el monumento fascista (como lo califica Podemos) más que ninguna otra cosa. Los ciudadanos deben saber a quién hay que agradecer la protección del patrimonio arquitectónico, histórico y artístico que representa el “monumento franquista” que el PSOE salvó hace unos años y que ahora dice querer demoler. Falsamente, claro.