MARC GONZÁLEZ. Así nos ven más de la mitad de los alemanes, además de calificarnos de antiguos y otros atributos cavernícolas. Casi lo mismo sucede entre los británicos y mejicanos, según estudio del Instituto Elcano. La encuesta también sondeó a estadounidenses y chinos.
El consuelo es que nosotros mismos nos vemos peor, lo cual indica que puede que seamos todas estas cosas y muchas más, pero tenemos sentido de la autocrítica -a veces, cruel- y sabemos reírnos de nosotros mismos.
Sin embargo, estas afirmaciones sobre los españoles apestan a grosero prejuicio y al complejo de superioridad protestante que sigue corriendo por las venas de los teutones y, no en menor medida, de los británicos. El caso de la encuesta a los norteamericanos es más complicado y poco creíble, porque la primera pregunta que se les hiciera debió de haber sido "¿Sabe usted dónde está España?", dado que, de lo contrario, me temo que los yankis tenían en su mente Ecuador o El Salvador cuando les preguntaban sobre los españoles.
La opinión de los mejicanos es como para nota, porque que en la patria de la mordida y de Ciudad Juárez, en el país más machista de la tierra, en el que tiene un partido político que se denomina "Revolucionario Institucional", en la principal factoría de culebrones infumables, que nos califiquen a nosotros de corruptos, antiguos y vagos... En fin, habría que aclararles la clase de gente que despachamos durante siglos para colonizar su tierra, es decir, sus antepasados, no los nuestros.
Lo de los alemanes, tan queridos por nosotros y tan admirables en muchas cosas -básicamente, apretando tornillos y componiendo sinfonías- forma parte, al fin y al cabo, de su ADN. Para los germanos, nadie es tan perfecto como ellos, especialmente si viene del sur y tiene el pelo oscuro. Los italianos lo saben bien, y por eso le hicieron un colosal corte de mangas a la Merkel con su digitación del candidato Mario Monti.
Los británicos, por el contrario, nos conocen -históricamente, al menos- mejor, pues hemos sido eternos aliados o enemigos -en este último caso, con funestas consecuencias para nosotros- pero mentalmente siguen aferrados a su extinto imperio y su supuesta superioridad, lo que es difícil de creer si uno se da una vuelta una noche estival por Punta Ballena u observa lo que comen habitualmente.
Como italianos y otros pueblos del sur, somos mediterráneos y seguramente tenemos muchos defectos -tantos como alemanes y británicos, aunque distintos-, pero vivimos más y mejor, el sol y un cálido mar bendicen nuestros países, somos infinitamente más divertidos y no nos cambiaríamos por un "bárbaro" del norte y su cielo gris ni por todo el oro del mundo. No acostumbramos a emborracharnos los 30 días de nuestras vacaciones, ni solemos viajar al extranjero para arrojarnos desde los balcones del hotel ni para comer paella, y el genio y la creatividad adorna nuestra historia, en la mayor parte de las veces, superando los absurdos obstáculos que nos autoimponemos.
A todo esto, se me olvidaba comentarles que los chinos tienen una imagen fenomenal de los españoles. Y "sólo" son 1.300 millones, así que os vayan dando, cabezas cuadradas, y ojito que este verano nos pensaremos si os llenamos el cubo de sangría