MARIA JUAN. Tres artículos me ha tumbado ya mi editor, esta semana. La culpa es mía, gasto muy mala leche detrás de mi aspecto dócil.
Hay que andarse con cuidado. Cómo está el mundo, sin rastro de primavera asomándose … Hasta ahí llegan los recortes?
Austeridad. Bonita palabra e importante concepto vital. Muy válido, claro que sí.
No lo niego, a mí me ha venido bien. Estoy aprendiendo a cocinar, por ejemplo. Pero esto es a nivel particular. Todos, seguro que nos hemos “austerizado” más o menos. Qué les voy a contar.
Muchos pasamos de ser “hippies” a ser pequeño burgueses, y en realidad éramos y somos proletarios. Aunque no nos identificábamos con el concepto, porqué consumíamos libros, cine, viajábamos, cenas, caprichos... parecía otro nivel.
La maravillosa austeridad nos ha reubicado. Somos clase obrera. Una clase obrera sin apenas trabajo y con un ocio al 21% de IVA.
Frente a diputados y senadores con casa en Madrid que siguen cobrando dietas. El Tribunal Supremo... lo da por bueno.
Con nuestros jóvenes sin futuro, ni presente – para que engañarnos -, en nuestro país. Esperanza Aguirre se atreve a definirlo como fabuloso. Aquí no tengo permiso para decir lo que pienso.
Deshaucios sin control. Y más barbaridades que conforman nuestra realidad.
Desde las más altas instancias no nos quieren austeros, sino miserables y míseros. Ya está bien.
También recortan nuestros sueños, proyectos, ilusiones. Nuestro futuro es austero en posibilidades? O es sencillamente inexistente?
En mitad de este infierno, algo bueno siempre hay. Pero hoy no me da la gana aferrarme a ello. No, hoy sólo lanzo mi crítica.
Sigue nevando a finales de abril.