El RCD Mallorca afronta la operación de rescate que ha de sacarle de las últimas posiciones de la tabla clasificatoria en los 10 partidos que restan para el final de la temporada. El objetivo: evitar el descenso a 2ª B. El restacador jefe: Sergi Barjuan. El club no podía permitirse ni un minuto más mantener a Javier Olaizola como mister del primer equipo, porque las cifras cantan y porque los resultados han sido tan pobres como descorazonadores. El riesgo de perder la categoría es cierto y para conjurarlo no basta con apelaciones a la épica bermellona ni amar el escudo y la camiseta más que a la propia vida. Hacen falta puntos y buen juego, cosa de las que en los últimos partidos el equipo ha demostrado carecer.
Maheta Molango y Monti Galmés no tenían otra opción porque el inmovilismo en esta dramática situación no hacía más que acrecentar la crisis y la magnitud ya es tal que amenazaba con arrastrarles también a ellos. Por tanto, un cambio de rumbo y un golpe de timón es el primer paso para salvar al equipo. Pero hacen falta más cosas. Se requiere que los jugadores lo pongan todo y más para ganar cada partido, 10 finales en las que no vale otra cosa que no sea puntuar al máximo. Y también es preciso que la afición mallorquinista ponga lo que le corresponde y esté junto al equipo para llevarlo en volandas y subir el ánimo de los futbolistas. Que estos sientan junto a ellos el aliento de la afición y eso les empuje a combatir como lamentablemente no lo han hecho hasta ahora. Esperemos que no sea tarde y que exjugador barcelonista Sergi Barjuan sepa sacar de ellos el mayor provecho para salir de esta dificilísima situación.
