Como los del Parlamento debatieron sobre el estado de sus respectivos partidos y no sobre cómo unir fuerzas para atender mejor a la sociedad a la que deben servir, he decidido no hablar del debate. Paso de discursos réplicas y contraréplicas. Es una ceremonia que ya tengo archiconocida, es más de lo mismo. Así las cosas me fijé en algo importante, y me impresionó ver a un numeroso grupo de ciudadanos el sábado que decidieron organizarse para conseguir alimentos para los más pobres y desatendidos. Y lo han conseguido. Me refiero a la “Operación kilo”. Ha sido un doble éxito, de recaudación, generosidad y de participación del voluntariado, que se ha dejado la piel del alma en colaborar con esta noble iniciativa. Seguramente hoy están más satisfechos, tendrán mayor esperanza y sobre todo, se sentirán más ricos de ilusión, que cuando se apuntaron para colaborar. No se han ganado el Cielo, pero sin saberlo y aún sin creerlo, están un poco más cerca. Fueron miles las personas que dejaron comida en el carrito. Algunos pusieron lo que casi no tenían, los llenaron de alimentos y de amor para los más necesitados. Son más de nueve millones de personas en España que viven por debajo del umbral de la pobreza y luchan cada día para poder comer, cobijarse y no pasar frío. Los voluntarios con su entrega desinteresada aliviaron esta penuria. Gentes amables y desinteresadas de todos los pelajes, de todos los credos, han estado ahí en el súper del barrio para pedir arroz, leche, conservas, cereales, pastas, aceite... Con el fin de ayudar a alimentar a una gran cantidad de personas, que se ven apartadas sin compasión de la mesa. Los que estuvieron allí, me han contado muchas anécdotas de gente que colaboró, pero la que más destacan, es la generosidad de los más pobres y humildes. Gente que se aproximaba al carrito y decía a los voluntarios de la operación: ”Yo apenas puedo acabar el mes pero puedo comer cada día y puedo comprar dos bombonas al mes para la estufa. Pero los hay que ni eso, ahí está mi colaboración". Por ora parte -pensé yo- que es una lástima que exista tanta gente concienciada y que arrima el hombro en estas causas. ¿Por qué no hacemos un esfuerzo para unirnos y demandar más justicia, para todos, políticos dignos y capaces, que sean servidores del pueblo y no servidores de sus ambiciones y del capital? Hay que pedir que se cambie el sistema electoral, que podamos votar a personas y no a partidos, por lo tanto listas abiertas ya, y si nos equivocamos, ya corregiremos, pero que por lo menos, podamos pedir responsabilidades a los elegidos y en todo caso revocarles el voto y la confianza, aunque sea a la mitad del camino. Muchos de estos millones de personas que no pueden alimentarse decentemente ni tienen un lugar digno donde pernoctar han sido inyectados con venenos que fabrican y producen los especímenes contagiosos de la especulación. Los especuladores, arropados y protegidos por la permisividad de nuestros políticos han provocado esta pandemia social. Tenemos que decir "basta" y hay que poner coto, organizándose para combatir eficazmente estos virus que han infectado la democracia. Mi comentario de hoy pretende simplemente ser un saludo y un agradecimiento en nombre de mucha gente a tantos otros que han colaborado en la “Operación Kilo” del Banco de Alimentos. Por cierto, lo de Banco me da grima, lo digo no por los alimentos faltaría más. Es por lo de la palabreja “banco”. Me suena a morgue social a escondrijo de sabandijas. Por favor ¿por qué no le cambian lo de banco y se quedan con lo de almacén de alimentos? Porque lo de caja tampoco quedaría bien, sobre todo para los miles de preferentistas y demás asalariados que hemos sido robados y engañados por los “ratos”, “ las ratas”, “los Verdunes” y otros tiburones depredadores del dinero y de la esperanza humana. Gracias voluntarios y Banco de Alimentos por la “Operación Kilo” y por la alegría que supone saber que tenemos al lado gente entregada y dispuesta. Muchos nunca hubiésemos imaginado que en un mundo lleno de egoísmo y de indiferencia, exista tanta generosidad. Sin duda que llegará un nuevo día. Hay motivos para creerlo y mantener la esperanza y la lucha.
