Ominoso intercambio
jueves 24 de noviembre de 2016, 19:27h
En “Los Desayunos de la 1” se iba a plantear un debate que no he podido ver: dónde termina el derecho a la información y cuándo empieza la presunción de inocencia, si es que lo hace. Sin ánimo de entrar en tan agria polémica, creo que nos deberíamos plantear si los medios de comunicación estamos en el camino correcto o nos hemos salido de madre porque, de otro lado, la victoria de Donald Trump en los Estados Unidos de América tendría que obligarnos a reflexionar sobre nuestra verdadera influencia en la población.
Si, ya sé que aquí se habla solamente de deporte y, vale, vamos con ello. Desde mi convicción de que los gabinetes de prensa directamente y los directivos, directa o indirectamente, confeccionan, condicionan y redirigen las información firmada por redactores cuyas noticias les llegan de las mencionadas fuentes o a internet, he discutido larga, tediosa y bruscamente acerca del intercambio, para mi ominoso, de las filtraciones. Yo te anticipo el nombre de un fichaje, pero tu me tratas bien en tu periódico o, viceversa, si tu no hablas bien de mi y mi gestión, yo no te contaré nada.
Nunca entré en esta trampa saducea porque aunque pudiera pensarse que la información prima sobre la opinión y es lícito obtenerla sin importar los medios, estamos hablando de un verdadero hurto al lector en general o a cualquier otro receptor. Me han contado que Toni Nadal se negó el otro día a hablar ante los micrófonos de IB3 que portaba una joven periodista, disconforme con un informe emitido por la televisión autonómica al hilo de una denuncia o investigación sobre la Academia Rafa Nadal de Manacor. Ya no me sorprende nada. Pero el ejemplo, que expongo porque el hecho tuvo lugar ante la totalidad de representantes de emisoras de radio, televisión y medios escritos, ilustra sobre el giro que ha dado la comunicación, quién la controla, cómo se distribuye y quiénes tragan o dan cuchara.
Lo peor es creernos que el público es idiota y en cuanto observa que unos reparten cera y otros cacahuetes, no se nos ve el plumero. Y si, se nos caza a la primera. Ya no existe el periodismo independiente, en parte debido a la necesidad de los editores pero, en otra, a la debilidad y pobreza de espíritu de los escribientes, hablantes o presentadores.
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Últimos comentarios de los lectores (1)
174597 | vicente - 25/11/2016 @ 15:31:57 (GMT+1)
Brillante artículo Alejandro.
Fuerte abrazo.