Olaizola cesa y Molango sigue

Desde que Maheta Molango envió el viernes por la noche a Roberto y Ansotegui al autocar, revocando un permiso del entrenador, Olaizola estaba desautorizado y, en consecuencia, despedido. Lo peor es haber tirado a la basura todo el sábado, así como domingo, lunes y martes, para dar la pobrísima imagen del CEO hablando personal y particularmente con determinados jugadores, como hacía el director deportivo con otros dejando en evidencia al técnico. Para más detalles, la decisión unilateral del “orador” suizo al ordenar por su cuenta y riesgo una concentración a partir de mañana en C’an Picafort que, de otro lado, no es precisamente una zona de retiro, sino de bullicio y ambiente turísticos. Una decisión que los más veteranos del vestuario tampoco habrán entendido.

Las redes sociales no solamente bullen, sino que dictan sentencia. La decisión se ha tomado tarde, si, pero una vez ejecutada tuvo que seguir la dimisión del propio abogado que manda y ordena, acompañado de Monti Galmés cómplice evidente del caos, Iván Campo, cuya labor de enlace entre la plantilla y la directiva ya vimos en Alcorcón para que servía y, por supuesto, Javier Recio, posiblemente el peor director deportivo que ha pasado por Son Moix en los últimos años, incluido Miguel Angel Nadal. El equipo se podrá salvar o no, aunque insisto en que no solo lo tiene difícil sino casi imposible, pero el club está en manos únicamente comparables a las de los protagonistas de sus mayores pesadillas: Claassen, Terrasa y Cerdá.

Y no nos olvidemos de Robert Sarver y sus socios. En un ejercicio de inmensa hipocresía hay quien reclama el cese de la cúpula que puso al frente del club, sin que se marchen los dueños. O sea, haga usted lo que quiera o lo que deba, pero deje su dinero aquí. ¡Vaya morro!. Y no, el americano es quien delegó todos los poderes en un grupo dirigente futbolísticamente inútil e ignorante y ha tolerado todos sus desmanes a riesgo de meter a la centenaria institución en este callejón sin salida. Tampoco es el mejor momento para hablar del interés de otros grupos de inversión chinos, árabes o malayos, pero en el mes de junio todos sin la menor excepción deben regresar unos a Madrid y otros a Arizona, de donde nunca debieron venir.