Estos días uno de los temas más comentados (además de las elecciones generales, por supuestísimo) es el de la ola de calor que invade todos los rincones de nuestro país; es habitual escuchar en bares, en el trabajo o en la calle cuando nos cruzamos con los vecinos ¡¡Que calor, esto no hay quien lo pueda soportar!! Se habla del calor y su relación con el cambio climático y que cada año hace más calor. Se habla de tomar medidas para cuidar la salud de los trabajadores, sobre todo de los que trabajan en la calle, enfrentándose diariamente a trabajos penosos a altas temperaturas (desde estas líneas mandarles todos mis respetos y admiración), se habla de refugios climáticos y regulación de horario y de jornada laboral para paliar los efectos del calor y evitar muertes.
Hace un par de días venía conduciendo y escuchando la emisora de referencia para una roja como yo, y me llamó la atención que la tertulia de ese momento iba sobre un tema que es uno de los más comentados en estos días ante la irrupción de la ultra derecha en los gobiernos autonómicos y municipales: la violencia de género y los últimos asesinatos machistas producidos en el mes de julio. Hasta aquí, nada fuera de lo habitual en relación a este tema, hasta que empezaron a relacionar los asesinatos machistas con la ola de calor que estamos sufriendo.
Que la violencia de género es una realidad dolorosa y compleja no es discutible, pero que los expertos en el tema que han realizado estudios y análisis han encontrado que existe relación entre las altas temperaturas y el aumento de la violencia de género, con datos más que claros que respaldan esta teoría, hizo que centrara toda mi atención en el debate (además de en la carretera).
Un estudio realizado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades en España, revela que en períodos de calor extremo se produce un incremento significativo en la violencia de género. Los datos recopilados indican que el estrés y la tensión provocados por las altas temperaturas pueden desencadenar conductas agresivas en personas que ya tienen tendencias violentas, lo que aumenta el riesgo para las mujeres.
Asimismo, otros informes señalan que las condiciones de calor extremo generan un ambiente propicio para el conflicto y la violencia en las relaciones de pareja. La falta de recursos básicos como agua, aire acondicionado o energía eléctrica, así como el malestar físico y emocional asociado al calor, pueden intensificar los episodios de violencia y que el riesgo de asesinato aumentaba un 40% tres días después de la ola de calor.
Sin embargo, es importante destacar que las altas temperaturas no causan directamente la violencia machista, sino que actúan como un factor agravante en un contexto donde las desigualdades de género y las dinámicas de poder ya están presentes.
En el año 2023, España lamentablemente sigue enfrentando una alarmante cifra de muertes debido a la violencia de género. Según datos oficiales, hasta julio de ese año, se registraron un total de 8 muertes por esta causa en el país.
La cruda realidad de los asesinatos por violencia de género y su posible relación con las olas de calor viene acompañada desde hace un tiempo por el negacionismo de la violencia de género promovido por VOX y ese negacionismo se está convirtiendo en una realidad gracias a los pactos de PPVOX en las instituciones, sustituir en las acciones de gobierno la lucha contra la violencia de género por la lucha contra la violencia intrafamiliar, sólo denota la ignorancia más supina de los responsables políticos capaces de aceptar estos acuerdos.
Limitar la violencia machista al ámbito familiar no puede ser otra cosa que intentar enmascarar que la violencia machista existe y que mata cada día, que no saber que no importa ser un matrimonio para que una agresión de un hombre a una mujer llegue a ser un asesinato machista, ya que hoy en día estas agresiones incluso asesinatos se vienen dando en relaciones esporádicas incluso instantáneas, es querer tapar el sol con un dedo.
Vox ha negado y minimizado la existencia de la violencia de género, cuestionando la necesidad de políticas y medidas específicas para abordar este problema. Sus representantes han expresado opiniones que niegan la desigualdad y minimizan la gravedad de la violencia que sufren las mujeres y el PP después de 20 años de pacto de estado sobre éste tema les ha comprado el argumentario.
Erradicar la violencia de género es una responsabilidad colectiva que exige un esfuerzo constante y multidimensional. Solo a través de la educación, la concienciación y la aplicación de políticas efectivas podremos construir una sociedad donde todas las mujeres puedan vivir libres de violencia, sin importar las circunstancias ambientales. La promoción de relaciones igualitarias deben ser la base de nuestros esfuerzos para construir una sociedad libre de toda violencia.
Ahora más que nunca, necesitamos un gobierno progresista en España que sea capaz de parar no sólo a estos partidos negacionistas de la violencia machista si no también esta ola de muerte que nos azota cruel y tristemente porque esto no hay sociedad que lo pueda soportar.