A la vista de las medidas anunciadas por la presidenta del Govern este martes, durante el debate de política general celebrado en el Parlament, es una lástima que no haya elecciones cada año. Muchos de los anuncios pudieron haber sido hechos hace uno, dos o tres años. Y, sin embargo, es ahora cuando Francina Armengol se saca el conejo de la chistera y nos deja a todos boquiabiertos, con una capacidad resolutiva que pocos esperaban.
A decir verdad, la líder socialista balear demuestra desear intensamente la reelección, algo que es muy positivo. Incluso sus amigos de Més per Mallorca, que hace sólo unos días estaban quejosos y lanzándole duros reproches, han hincado la rodilla en el suelo y afirman boquiabiertos que el discurso de la presidenta del Govern ha sido el más zurdo que le han oído en lo que llevamos de legislatura.
Se podrán criticar las formas exhibidas desde el Consolat de Mar, con una cumbre de agentes sociales reunidos en Sa Llonja en torno a una mesa en la que recibir la noticia ya avanzada por el presidente Pedro Sánchez, de la aprobación de la parte fiscal del REB a partir del día 1 de enero. Como apuntaron acertadamente algunos partidos de la oposición e incluso algunos socios del PSOE, aquel anuncio tenía mucho de propaganda y hacía de menos al Parlament. Pero ¿a quién le importa eso? Lo importante es que 118.000 empresas y autónomos tendrán incentivos fiscales que hasta ahora no tenían, lo que les permitirá ganar en competitividad.
El Govern de PSOE, Podemos y Més per Mallorca tiran la casa por la ventana para asegurarse la reelección. Hoy ya nadie se acuerda del regalo de una millonada de dinero público al RCD Mallorca. La noticia son los 20 millones de euros que los Presupuestos Generales del Estado destinarán a las obras del tranvía de Palma al aeropuerto. Y los 30 millones que el Govern destinará a las obras del tren de Llevant, entre otras muchas medidas.
Y es que, entre el paquete de medidas fiscales anunciadas por el Gobierno, con exención del IRPF a las rentas que no superen los 15.000 euros o el nuevo impuesto a las grandes fortunas; y ahora todo lo anunciado por Armengol en el Parlament, esto parece el sorteo de la Lotería de Navidad. De ahí que esté la oposición sacando espumarajos por la boca, conscientes de que la presidenta les ha hecho la enésima jugarreta, porque es mucho más lista que ellos. ¡Que espabilen!