Nueva York ha implementado nuevas regulaciones para controlar la proliferación de viviendas vacacionales, prohibiendo el alquiler de viviendas por menos de un mes, a menos que los propietarios las registren, obtengan licencia y convivan con los inquilinos durante su estancia. Esta medida busca abordar la crisis de precios y oferta de viviendas en la ciudad, que recibió 57 millones de turistas el año pasado.
La nueva normativa exige que cada vivienda se registre en un registro público y obtenga el estatuto de Clase B para poder ser destinada al alquiler vacacional. Además, los caseros deben estar presentes durante la estancia de los inquilinos y no se permite alquilar la vivienda completa.
Las autoridades esperan evitar la especulación con la escasa oferta de vivienda en Nueva York. Estas regulaciones han llevado a la eliminación de miles de anuncios de plataformas de búsqueda y reserva como Airbnb y Booking.com. Los propietarios están retirando sus viviendas del mercado inmobiliario debido a que estas compañías solo podrán realizar transferencias de pago para viviendas registradas.
Los caseros que alquilen sus viviendas sin permiso podrían enfrentar multas de hasta 5.000 dólares. Estas medidas tienen un impacto significativo en los propietarios de viviendas vacacionales, muchos de los cuales dependían de los ingresos del alquiler para pagar hipotecas o complementar sus pensiones.
Airbnb no cancelará las reservas pendientes antes del 1 de diciembre, pero insta a los inquilinos a revisar sus reservas, ya que las autoridades podrán imponer multas a partir de esa fecha. Se estima que Airbnb tiene una oferta de 38.500 inmuebles en Nueva York y que los propietarios obtienen unos ingresos anuales de 85 millones de dólares. La compañía calcula que habrá 5.300 reservas afectadas en la primera semana y alrededor de 40.500 en total.