Con el funeral y posterior entierro de la reina Isabel II de Inglaterra, celebrados este lunes, acaba una larga época de 70 años en los que Reino Unido ha sufrido grandes cambios económicos y sociales. Paralelamente, se abre un nuevo periodo no falto de incertidumbres, con un nuevo monarca -Carlos III-, cuyo inicio de reinado coincide con la llegada también de una nueva primera ministra al frente del ejecutivo británico.
Durante la larga trayectoria de Isabell II como jefa del estado, el país tuvo que hacer frente a una postguerra, a la desaparición del Imperio Británico, a la entrada y la posterior salida de Europa, así como a la propia evolución de la monarquía, sacudida por no pocas crisis y escándalos familiares, sorteados siempre por Isabel II hasta conseguir, al final de su reinado, un altísimo índice de reconocimiento por parte de la opinión pública británica.
Ahora, el reinado de Carlos III se inicia con no pocas dudas acerca del futuro inmediato del país. El reino que hereda el nuevo jefe de la Casa de Windsor tendrá que hacer frente a la gestión del Brexit, al desafío independentista de Escocia, la amenaza de desmembración de la Commonwealth y, sobre todo, a la crisis económica agravada por la guerra en Ucrania.
El propio Banco de Inglaterra advirtió hace semanas de la desaceleración del crecimiento del PIB del Reino Unido, lastrado por el encarecimiento de la energía y con visos de llevar al país a una recesión a partir del cuarto trimestre de este año. Según las proyecciones del propio gobierno, la tasa de inflación en Reino Unido se situará por encima del 13 por ciento a finales de 2022. Asimismo, durante el año que viene el paro llegará a superar el 4 por ciento y los ingresos de las familias británicas disminuirán en términos reales.
El riesgo es que esta crisis provoque una caída notable en los viajes de turistas procedentes del Reino Unido, principal mercado emisor para el sector turístico español y segundo en Baleares. En las islas veranean cada año 3,8 millones de turistas del Reino Unido, que se suman a los más de 16.000 británicos que residen en la comunidad de forma permanente.
Para todos ellos comienza un periodo de incertidumbre que toca de lleno a su prosperidad y cuya evolución dependerá, en buena parte, de las decisiones que adopten las nuevas autoridades británicas. El Reino Unido se asoma a una nueva era, tras despedir a su reina eterna. Carlos hereda la corona pero tendrá que ganarse la aceptación popular.
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