Sostenido por los de siempre, pero cero sostenible a medio plazo. Nuestro sistema de pensiones ni garantiza la sostenibilidad de las mismas ni es justo con las generaciones más jóvenes. Hace dos años lo advertí y me tacharon de alarmista. Nadie se atrevía por aquel entonces, ni ahora, a abrir la caja de pandora de las pensiones. Como la recurrente metáfora del elefante en la habitación que nadie quiere ver y menos abordar.
Esta semana la Comisión Europea, en su Informe sobre Envejecimiento de 2024 sitúa a España como país de “alto riesgo” en materia de sostenibilidad presupuestaria debido a la mala evolución de la deuda pública y nos señala como el país de la Unión Europea donde más empeora el gasto en pensiones durante los próximos años. Sin duda, un varapalo para ‘la contrareforma parche’ del Gobierno de Sánchez y compañía.
Es obvio que España tiene un problema estructural en el sistema y con el déficit de las pensiones. No podemos seguir permitiendo que se ahonde en la brecha intergeneracional y que amenace las pensiones futuras. Porque las pensiones suben y el salario de los jóvenes y de las clases medias, no.
¿De verdad creen que nos merecemos políticos con tan poco nivel de responsabilidad para legar un país mejor a nuestros hijos? ¿De verdad van a seguir jugando con la sostenibilidad del estado del bienestar por su traducción en votos? Es una vergüenza y es lamentable que no piensen ni en el presente ni en el futuro de nuestro país. Han exprimido a toda una generación y han arruinado el futuro de nuestros jóvenes y de nuestros hijos. El sistema es insostenible y hay que transformarlo ya.
Aquella subida temeraria de las pensiones del 8,5% en 2022, apoyada por los dos grandes partidos tradicionales, solo buscaba asegurarse la reelección a base de hipotecar el futuro de las nuevas generaciones. Y más si tenemos en cuenta los datos. Desde el inicio de la crisis de 2008, las pensiones han aumentado un 43% mientras que el salario medio, por el contrario, solo ha aumentado un 15%. A pocos les cabe duda ya de que la decisión de indexar las pensiones en general y de forma lineal (no progresiva) al IPC, fue una anomalía entre las grandes economías de la zona euro. Ya lo advertimos, la solución óptima es la de sustituir el IPC general por uno específico de variación de coste real de la vida de los pensionistas.
España tiene dos récords claros. Somos el país europeo que destina una mayor parte de su PIB al pago de pensiones y el país con más paro juvenil de la UE. Juzguen ustedes la sostenibilidad del sistema. Un sistema que está bloqueando el proyecto de vida de millones de jóvenes, y no tan jóvenes.
Los ingresos de las personas entre 25 y 49 años en España apenas han aumentado un 8% en 14 años. Por el contrario, en Alemania aumentaron un 35% y en Francia un 22%. No es casualidad que en esos países se hagan reformas duras que no son electoralistas pero sí son garantes del Estado del Bienestar.
Desde hace demasiados años, comprar una casa, formar una familia o encontrar un trabajo estable está más cerca de la utopía que de la realidad, mientras que el Estado dedica todos sus recursos a sostener un sistema de pensiones abocado a la quiebra.
Hay una solución que pasa por el consenso en torno a una reforma integral y profunda de nuestro sistema de pensiones que se base en los estándares europeos de calidad, eficiencia y progreso. Se debe mantener el carácter contributivo del conjunto del sistema público de pensiones, de manera que la pensión que recibamos al jubilarnos sea mayor cuanto más hayamos contribuido al sistema. La reforma debe llevar a hacer el sistema público de pensiones más sostenible financieramente y no conllevar un aumento su déficit. Y la reforma debe estar encaminada a hacer un reparto más equitativo de las cargas, que fomente la creación de empleo de calidad y el crecimiento empresarial. Ya que el modelo actual hace recaer todo el esfuerzo para mantener el sistema sobre los de siempre, las clases medias y las pequeñas y medianas empresas.
La mejor manera de garantizar las pensiones de mañana es reformar las de hoy.