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La Copa del Rey de Vela, balón de oxígeno para los locales de la zona

jueves 19 de julio de 2012, 13:32h

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La Copa del Rey de Vela no solo es un acontecimiento deportivo. La presencia de más de un millar de regatistas está teniendo un impacto positivo en muchos locales de Palma y actuando como un auténtico balón de oxígeno durante estos días.

Así lo considera el presidente la PIMEM, Alfonso Robledo,que ha señalado a mallorcadiario.com que en el sector de restauración “hay que hablar de un efecto positivo sobretodo en las cenas. Es decir, los regatistas se pasan todo el día en el mar y comen en las embarcaciones y es por eso que se nota más su presencia durante la noche, cuando salen a cenar”

Robledo ha explicado también que es cierto que los participantes en la regata no consumen tantas copas como antaño pero “es normal. Antes era una competición en la que los participantes competían más como amigos, hoy son todos profesionales, gente que debe cuidarse y no abusar para estar en perfectas condiciones para competir. Por eso antes era fácil encontrarte a los participantes a las 5 o 6 de la mañana por ahí. Ahora, eso no sucede”.

Pero cuando salen a cenar, los regatistas gastan: “cobran un sueldo y no tienen apenas gastos y eso se nota cuando cenan: son buenos clientes, gastan”.

Un punto este, en el que coincide Johny Maloney, del restaurante Can'n Eduardo, ubicado a pocos metros del club náutico: “La llegada de la Copa del Rey de Vela se nota durante toda la semana e incluso desde días antes, cuando empiezan a llegar las tripulaciones. Es una de las semanas más fuertes del año. El cliente de regatas es muy buen cliente, quizá este año van un poco más ajustados, pero consumen y pagan bien”.

Maloney explica que los regatistas quieren comer bien y ser bien atendidos. No tener que esperar, por lo que cierran sus menús antes de venir de tal forma que al llegar, no tienen que esperar. Además, son gente muy divertida y que deja muy buenas propinas”.

La zona de La Lonja es otra de las que se benefician de este acontecimiento. En el caso del conocido restaurante “Caballito de Mar”, su propietario, Toni Gil, nos explica que ellos “trabajan cada año con las tripulaciones de las regatas. Vienen a cenar y son muy buenos clientes que buscan calidad. Además, con la que está cayendo, no nos podemos quejar”.

Gil también dice que durante estos días se observa más movimiento en la zona pero “todo ello es producto de un duro trabajo previo a la celebración de la Regata”.

Otros locales notan un leve incremento de clientes durante estos días, aunque no tan marcado como en los casos señalados. Es el caso del Bar Pesquero en el Paseo Marítimo.

Su encargada, Carmen Bersan, opina que aunque “hay un leve aumento de clientes durante esta época, unos diez o quince al día, lo cierto es que no se nota tanto como el año pasado. Además, antes venían y consumían un menú y copa, ahora solo menú”.

En el Bar Mollet, el camarero Willy Veles apunta que la regata se nota sobre todo “en los bocadillos que preparamos cada día. Pero también es cierto que no abrimos por las noches”.

EL VILLAGE: CARA Y CRUZ

El Village, gestionado por Toni Pons, de Disset, es una de las iniciativas que este año se ha puesto en marcha. Si cada año se celebraba dentro de las instalaciones del Real Club Náutico, esta vez se ha situado en la plaza de Sa Feixina a fin de que se convierta en punto de encuentro entre los ciudadanos y los participantes del evento.

Sin embargo, ha sido una solución que no acaba de gustar a todos.

Por un lado, son varios los regatistas que han opinado que esta nueva ubicación “no ha sido del todo acertada: cuando llegas de navegar, después de seis horas, si el Village estuviera en en el propio Club Náutico, te paras y tomas unas copas o consumes algo pero cambiarse y desplazarse hasta allí después de la regata, no es que apetezca mucho”.

También se han oído algunas voces críticas en cuanto a relación calidad-precio: “No es de recibo que las copas se paguen a los precios que se pagan y te las sirvan en vasos de plástico” se queja uno de los asiduos del Village.

Unos precios que son elevados, cosa que no es de extrañar si nos atenemos a que se han llegado a pagar hasta 25.000 euros por un puesto allí.

Sobre la posible competencia desleal que supone el Village para los locales de la zona, el presidente de PIMEM, Alfonso Robledo, cree que no es un hecho significativo: “solo hay un resturante, con 80 plazas. Si hay más de 1.000 regatistas en la isla, eso quiere decir que los 900 restantes saldrán por la ciudad para cenar. Además, en el Village hay un panel que publicita los restaurantes de la zona, con lo que quien quiera, tiene la opción de conocer donde puede ir a cenar”.

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