Aunque para algunos aficionados a la tauromaquia la retirada de los ruedos de Fran Rivera sea motivo de duelo y haya sentado como un verdadero jarro de agua fría, lo cierto es que para el torero esta noticia es digna de celebración. Y así ha sido. Rodeado de su cuadrilla, su hermano Julián Contreras y su novia, Lourdes Montes, el diestro aprovechó en la noche de este sábado la hora y media que tarda el AVE en cubrir el trayecto desde Zaragoza a Madrid para festejar una carrera llena de éxitos después de casi 20 años frente a un toro.
La cafetería del tren de alta velocidad se convirtió en un improvisado escenario festivo en el que las copas, las risas y los cánticos tenían nombre propio: Fran Rivera. Pero tanto jolgorio, al que no dudó en apuntarse un grupo de fútbol femenino de Getafe, no fue bien recibido por el resto de pasajeros del convoy, tal y como ha reconocido un pasajero al diario La Razón: “El escándalo era tal que el interventor tuvo que llamarles la atención tras recibir varias quejas”.
Esta amonestación recibida por el ahora extorero y sus compañeros de festejo no sentó bien y contestaron la llamada al orden quejándose de las deficiencias del servicio recibido. Vanitatis ha hablado con el entorno del torero que afirma que la fiesta "no fue para tanto".