El Tribunal del Jurado ha decidido que Mónica Juanatey es culpable de haber ahogado a su hijo de nueve años en la bañera de su domicilio en Maó y, posteriormente, haber abandonado el cadáver en el bosque en el interior de una maleta. Tanto en su escrito de acusación como en sus conclusiones finales, la Fiscalía acusaba a la joven, natural de Noia (A Coruña) de asesinato con alevosía y con el agravante de parentesco solicitándole 20 años de cárcel.
Juanatey permanece ya ingresada en la cárcel de mujeres de Palma desde que en diciembre de 2010 el juez que instruye el caso, Carlos Javier García Díez decretara para ella prisión provisional sin fianza.
El fiscal Eduardo Norro hizo públicas sus conclusiones sobre los hechos, modificando parte de su escrito de calificación al añadir que, una vez que César (su hijo) se encontraba dentro de la bañera, la inculpada le ahogó de forma “súbita e inesperada” con la intención de acabar con su vida, lo que evitó “toda posibilidad de defensa de la víctima”.
En su comparecencia durante el juicio, en cuyo transcurso rompió a llorar en varias ocasiones al narrar la jornada en la que murió su hijo -a mediados de 2008-, la inculpada insistió varias veces “no saber si maté a mi hijo”. “Sinceramente no lo sé, como tampoco qué fue lo que ocurrió”, puso de manifiesto Juanatey, a quien la Fiscalía acusa de un delito de asesinato por alevosía.
Tal y como relató, no tenía ningún motivo para hacerle desaparecer como tampoco había pensado nunca en esa posibilidad, aunque sí recordó que, tras su fallecimiento, estuvo “un buen rato con él, unas dos o tres horas, llorando”, para después meterle en la maleta “con las cosas que siempre llevaba consigo”. Un maletín de viaje de color rojo que, cuando le fue exhibido, reconoció al instante mientras sollozaba.
La defensa de la madre del pequeño César ha continuado reclamando su absolución al considerar que el material probatorio no desprende la certeza de que el fallecimiento del niño se hubiese producido como consecuencia de un acto “doloso, consciente o voluntario” según palabras de su abogado Carlos Maceda.
ESCONDIÓ EL CADÁVER EN UNA MALETA
Cabe recordar que la Policía Nacional detuvo a la mujer en noviembre de 2010, después de que identificara al menor cuyos huesos fueron hallados en una maleta abandonada en un torrente cercano a Binidalí, en Maó, el 24 de noviembre de ese año y cuya muerte se remonta al año 2008.
Asimismo, junto a los huesos del menor, también se encontraron revistas infantiles de cómic manga en castellano, así como cromos, lápices de colores y una araña y un escorpión de juguete dentro de un cristal de metacrilato. Por otro lado, en el interior de la maleta, que era de color rojo y de tela, se hallaron un chándal, unos vaqueros, unas bermudas y una camiseta de manga corta, que correspondía a un varón de entre 10 y 13 años.
Así, tras analizarse los huesos, estos se enviaron a la Sección de Antropología de la Comisaría General de la Policía Científica de Madrid, donde se realizaron las pruebas de ADN, que determinaron la identidad del menor, lo que permitió arrestar a su madre, acusada de ser la autora de la muerte de su hijo.