La oleada de manifestaciones derivadas del descontento general por los ajustes gubernamentales provocados por la crisis económica ha convertido a los cuerpos de seguridad del estado en protagonistas por sus actuaciones represoras.
Las críticas no sólo han venido de los ciudadanos de a pie (expresadas en gran medida en las redes sociales) sino que también han mostrado su descontento partidos políticos e incluso la Unión Progresista de Fiscales.
Si bien hay ciudadanos que comprenden que la Policía Nacional pueda tener agentes infiltrados dentro de una manifestación, las imágenes aparecidas con motivo del 25S en que un infiltrado suplica que no le peguen abre a la reflexión.
¿Por qué los agentes querían pegar al infiltrado? Sólo dos respuestas parecen posibles y ninguna de las dos dejan en buen lugar a la Policía. Si el infiltrado estaba actuando como manifestante muy exaltado, se estaba saliendo de su cometido. Si, por el contrario, estaba teniendo un comportamiento ejemplar, no es de recibo que agentes de la Policía quieran pegar a manifestantes que tienen un comportamiento correcto.
Las imágenes no reflejan qué falló en este caso.