El currículum de Brigitte Yagüe impresiona: tres mundiales, cuatro europeos y ahora, una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 2012 en una disciplina deportiva tan exigente como es el Taekwondo, una arte marcial de origen Coreano.
Pese a ello, Yagüe sonríe al pensar que, de practicar otro deporte “ahora tendría la vida resuelta, estaría montada en el dólar. No me tendría que preocupar del “después de” y mi familia tendría los pisos pagados y mejor calidad de vida. Ahora mismo no sé si aguantaré cuatro años más porque dependo de las medallas para la beca ADO. Pero bueno, yo hago este deporte porque es lo que realmente me gusta”.
Reconoce que se apuntó a Taekwondo influenciada por las películas de peleas y de patadas, “sobretodo las de Jean Claude Van Damme. Lo más parecido era el taekwondo, y mi madre me apuntó a los 11 años”.
Y desde entonces, ha sido fiel al Taekwondo: “La verdad es que no nos fijamos en otros deportes ni fue algo buscado. Me gustaban otros como el fútbol, pero antiguamente no había equipos de niñas como ahora. También me gustaba el tenis, aunque para practicar tenis hay que estar bien económicamente y no era un deporte que me pudiera permitir. El taekwondo fue porque ella se apuntó a un gimnasio a hacer aerobic y vio que allí hacían deporte de contacto y que había niñas. Si no hubiera habido niñas no me hubiera apuntado”.
Ahora, alcanzados los 32 años, esta competidora nata continua preparándose con ilusión para afrontar sus retos profesionales, como son unos Juegos Olímpicos donde la suerte se decide en unos pocos combates, algo que parece un tanto injusto: “Es algo a lo que uno se acostumbra. No sólo se entrena para los Juegos Olímpicos, sino que cada año hay algún campeonato importante que te motiva y quieres ganar. Yo ya estaba en una situación diferente, tengo 3 títulos mundiales y 4 europeos, y mi gran ilusión era esta medalla”.
Además, Yagüe admite que los Juegos son un acontecimiento especial: “Es un campeonato en el que solo vamos 16 competidoras, por lo tanto, aunque sea un nivel muy alto tienes más opciones de sacar una medalla aunque te tienes que clasificar. En un mundial somos 70 personas y tienes que superar más combates. La gran diferencia es a nivel mediático. Una medalla olímpica tiene más repercusión, aunque sea un bronce, que un oro mundial. Las becas ADO también reconocen más a una medalla olímpica”.
Preguntada sobre si la plata es la medalla que peor sabe, la deportista lo confirma: “Si, lo es. En semifinales iba perdiendo de mucho, era casi imposible ganar y en ese momento no tenía ninguna medalla. En un minuto el combate cambió y conseguí la plata. Ahí tuve la ilusión más grande de toda mi vida. En el momento en que luché por el oro y no lo conseguí me quedé un poco de bajón, pero se me pasó rápido y luego pensé: ‘he perdido el oro pero la plata la tenía perdida en el anterior combate’, así que no me afectó tanto”.
Al respecto, le preguntamos por su rival china: “Sabíamos que era buena, pero podía pasar de todo. Quien tiene un error acaba perdiendo y yo lo tuve yo nada más empezar. Ella enseguida me dió en la cara, cosa que no tendría que haber pasado. Tenía que haber estado un poco más activa. El combate anterior me cansó física y psicológicamente, mi cuerpo se quedó muy chafado y no pude reactivarme. Ella empezó muy fuerte y es allí donde me pilló. Estuvo más rápida y fuerte que yo. Si yo le hubiese dado en la cara al principio hubiera sido todo lo contrario”.
Pero aun así, Yagüe guarda buenos recuerdos de Londres: “Cuando llegué a los Juegos tenía claro que lo que quería era disfrutarlo, quería saludar cuando dijeran mi nombre…, no lo hice en Atenas, los nervios me pudieron. Me dije: No esta vez, no. Esta vez voy a entrar, ver a la gente, saludar y luego ya me concentraré. Y lo hice así. Son detalles que a lo mejor la gente no se dio cuenta, pero yo quería disfrutarlo todo. Y lo hice desde el momento en que llegué a la villa. Nunca sabes si vas a sacar medalla o no, y al final te quedas con los recuerdos bonitos. No me quedé encerrada en la habitación viendo combates, ese trabajo ya lo había hecho antes”.
Y sobre la gente con la que se topó allí explica: “Yo sólo estuve 6 días. Con los españoles muy bien, nos animábamos entre unos y otros. La villa es lo mejor que tienen en unos juegos y es algo que no vives en un mundial y eso lo quería aprovechar porque nunca sabes si volverás a estar allí”.
Y nos cuenta la siguiente anécdota: “Hubo un caso de un deportista alemán que una noche salió de fiesta y perdió su acreditación. Cuando quiso volver a entrar en la Villa Olímpica no le dejaron a pesar que llevaba su medalla de oro en la mano. Tuvo que dormir en el metro”.
Sobre la actuación de los taekwondistas españoles en estos últimos juegos, Yagüe reconoce que es difícil “conseguir tres medallas de tres personas que vamos. Pero Joel es campeón del mundo y de Europa dos veces, Nico tercero de Europa y segundo del mundo, y yo seis medallas en seis mundiales y medalla en todos los europeos menos uno”.
Unos resultados que podrían achacarse a la casualidad o, quizá, al hecho de que el Taekwondo español brilla desde hace años entre la élite mundial: “Es un arte marcial que se practica en bastantes colegios como extraescolar. Engloba muchos aspectos buenos aparte del tema físico, no es tirar patadas y ya está. Sirve para controlar la mente, sube la autoestima, da independencia y disciplina de trabajo. La cultura que aporta viene bien para el ritmo de vida que tenemos. Inculca una disciplina de no pegarse en la calle, eso siempre viene bien para enseñarlo en una escuela”.
También hemos querido conocer como transcurre el día en un Centro de Alto Rendimiento como es el de Sant Cugat, donde entrena ella: “Nos levantamos a las 7 de la mañana para hacer entreno físico de hora y media a dos horas. Luego desayuno y me voy a trabajar durante 4 horas de administrativa en el CAR de Sant Cugat por la mañana. Después de comer y dormir la siesta española, tengo un par de horas de físioterapeuta y luego entrenamos dos horas, hasta las 8 de la tarde”.
Con tantos años de competición a sus espaldas, Yagüe nos cuenta que con los años y la experiencia “se aprende a controlar los nervios. Antes de entrar en pista no tengo claro lo que voy a hacer. Tengo claro lo que ella hace, lo que tiene bueno, pero soy una persona que no me gusta ir con algo claro o premeditado. Siempre que lo he hecho me ha ido mal. Cuando me meto en la pista es cuando me salen las ideas. Soy imprevisible, por eso tengo, creo yo, tantos títulos”.
Pero ahora, Brigitte Yagüe se ha propuesto quizá la meta más seria y responsable de la vida: tener un hijo.
Una idea que le gustaría compatibilizar con poder competir en las próximas Olimpiadas de Río de Janeiro y llegar en buena forma física algo que, sin embargo, no puede asegurar que logrará: “Se que hay gente que ha tenido niños y que luego cuando ha salido a competir ha rendido. Dependerá de mi y de lo que mi cuerpo aguante”.
Y explica: “La medalla es muy bonita pero no voy a cambiar mis pensamientos de futuro por tener una medalla olímpica. Mi gran motivación durante estos 3 años ha sido poder ir a Londres. Ahora me parecería absurdo cambiar de opinión. Pasarían 4 años, y yo estaría bien, pero mi marido ya tendría 41 años, me parecería una edad un poco exagerada para tener un niño. Además, tener un parón también me iría bien para poderme recuperar de las lesiones”.
Preguntada respecto a lo que le gustaría hacer una vez retirada de las competiciones, la deportista aclara que le gustaría “gustaría estar vinculada al mundo del deporte, también me gustaría venir a Palma, porque me gusta estar aquí con mi familia. Me fui a Barcelona sólo para entrenar, por estar con el equipo nacional porque allí había un nivel muy alto. He hecho mucho por Baleares y me gustaría que respondiera de la misma manera”.
Por último, hemos querido saber si la gente la reconoce por la calle: “Pues sí. La gente me ve por la calle y me pide fotos y me comentan el combate. Para mi es una ilusión que puedan ver como he peleado, como he luchado, como he intentado ganar ese oro pero no he podido. Y para mi es un orgullo que me alaben, que quieran fotos conmigo. No me canso de hacerme fotos”.