La noticia ha corrido como la pólvora por redes sociales y un grupo de voluntarios se han concentrado ante Cort para exigir "cambios de los protocolos municipales para facilitar la salida de los animales con casas de acogida".
Lo cierto es que Maya ya tenía adoptante. La perra había sido chipada y fue esterilizada en el centro hace diez días. La recuperación iba bien hasta que detectaron problemas con los puntos y le realizaron un drenaje. El animal aguantó con vida hasta el domingo.
AGILIZACIÓN Y FLEXIBILIZACIÓN DE TRÁMITES Y PLAZOS
El caso de Maya, aseguran, debe ser "el punto de inflexión" en la gestión desde Cort. Los voluntarios y asociaciones que colaboran llevan años pidiendo la modificación oficial de los plazos de estancia de los animales más vulnerables -enfermos o ancianos- así como la flexibilización de las condiciones para animales, como Maya, que ya cuentan con una familia pero faltan trámites burocráticos. En el caso de la perra fallecida, la propietaria contaba con la licencia PPP provisional y no accedieron a darle salida.
En cualquier caso, la raíz de buena parte de los problemas de Son Reus es el presupuesto. Falta dinero y faltan manos: el centro sólo cuenta con dos veterinarios para toda la semana y fines de semana.
Además, la última inversión realizada en el centro se remonta al Plan E de Zapatero y el presupuesto para el capítulo de veterinarios se mantiene desde hace tres décadas.
"Es insostenible el ritmo de trabajo en el centro", relatan a mallorcadiario.com voces internas. "Falta personal y falta motivación porque los trabajadores se sienten abandonados", apuntan.