Desde hace más de una semana, es constante el bombardeo publicitario sobre las ofertas que realizarán todo tipo de comercios, marcas y productos el próximo viernes. El black friday es otra de las tradiciones importadas que, en este caso, sirve para dar por iniciada la temporada de compras navideñas. Los datos sobre el volumen de ventas crecen cada año, así como los consumidores que se deciden a realizar sus compras este día y que las patronales de comercio calculan en 3 de cada 5 ciudadanos.
Los consumidores salen beneficiados de los descuentos que se aplican y que alcanzan a productos que van desde sofisticados instrumentos electrónicos a ropa, pasando por muebles, viajes, restaurantes o tiendas de fruta. Nada escapa al Black Friday.
La iniciativa, ya consolidada, tiene aspectos positivos como el movimiento del mercado o la posibilidad de dar salida a stocks. Precisamente, el black friday era aquel día en que los comercios anglosajones empezaban a escribir en positivo su cuenta de resultados, pasando de los números rojos a los negros.
En todo caso, algunas voces se han alzado para alertar de los posibles riesgos en torno a esta práctica generalizada. En Mallorca, el pequeño comercio ha señalado que se ve "obligado" a entrar en una dinámica que por sí mismo no adoptaría. Hacer rebajas en el inicio de la mayor campaña de ventas del año es para muchos un esfuerzo tras el que difícilmente se pueden volver a recuperar los precios. Por otra parte, insisten en que anunciar descuentos agresivos un día tan concreto hace bajar las ventas en las semanas anteriores. Sin olvidar el incremento de fraudes y falsificaciones que se realizan aprovechando las modernas formas de compra y al amparo de un día de gran movimiento comercial. Una practica que debe ser perseguida por consumo o directamente por los propios organismos policiales.
Importar este tipo de acontecimientos debe conjugarse con la búsqueda de un equilibro que beneficie a la mayoría, aplicándolo allí donde realmente tenga sentido. No es prudente incentivar las compras compulsivas o amparar fraudes de la misma manera que es positivo aplicar descuentos razonables a determinados productos. La justa medida debe encontrarse en un término medio.