Los vecinos y empresarios de bares y restaurantes afectados por los vertidos de residuos en las playas de Palma han decidido movilizarse contra lo que califican de desastre económico y medioambiental. Este viernes han salido a la calle en una manifestación que ha discurrido desde el Molinar hasta la plaza de Cort para protestar por la mala gestión que en este asunto han desarrollado, a su juicio, tanto el Ajuntament como el Govern.
El reiterado cierre de las playas urbanas a causa de los vertidos fecales en la bahía de Palma ha sido el elemento aglutinador que les ha llevado a formar una plataforma ciudadana en la que los vecinos y restauradores afectados esperan la próxima incorporación de hoteleros y comerciantes, también directamente afectados por estos episodios. Junto a la mala imagen y el perjuicio para los usuarios de las playas, estiman que la bajada en la recaudación de los establecimientos afectados es entre un 40 y un 50 por ciento cada día con bandera roja. Es un impacto considerable en una temporada que lleva camino de cerrarse muy por debajo de la anterior.
Los afectados critican los plazos estimados para acabar las instalaciones de depuración que deben solucionar este problema, y que se prolongan hasta el año 2021. Exigen la disposición de inversiones urgentes procedentes del impuesto de turismo sostenible y amenazan con llevar el problema fuera de nuestras fronteras, llamando la atención de medios de comunicación extranjeros.
Lo que este año está siendo un contratiempo, con incomodidades y perjuicios económicos para una parte, lleva camino de convertirse en un problema de gran calado. La acción puntual de vecinos y restauradores este viernes es una llamada de alerta a lo que puede ser un fiasco económico y mediambiental con importantes efectos en la primera industria del país. Urge arbitrar, por ello, medidas que aseguren las inversiones calculadas en torno a los 220 millones euros necesarios para actualizar todo el sistema de tratamiento y depuración de aguas de Palma, actualmente obsoleto e incapaz de responder ante el aumento de la población y la actividad estival. No hacerlo o actuar poniendo parches es un error que eternizará una situación de gran perjuicio para todos.