El tonto Android

Frecuentemente, universidades como la de Michigan y otras análogas nos sorprenden con estudios de los más variopinto que además de inútiles son de dudosa credibilidad. El estudio chorra de esta semana lo ha protagonizado una red publicitaria llamada “Chikita” y ha tenido por conclusión que los usuarios de iPhone son más inteligentes que los de Android.

La primera conclusión a la que llego es que los de Chikita usan Android -para ser consecuentes con su propio estudio- puesto que llamar “tonto” a casi el 50% de la población con smartphone es arriesgarse a perder muchos clientes potenciales.

La segunda, la más obvia, es que asocian el tener carrera universitaria a ser inteligente. Suponer que quien no se gradúa es zopenco es pasarse de la raya; y dar como verdad irrefutable que quien termina una carrera -ahora un grado- tiene “capacidad para resolver problemas” (segunda acepción de la RAE para la voz ‘inteligencia’) es propio de soberbios.

Tanto determinismo sobrecoge. Los parlamentos están llenos de licenciados y a veces uno piensa que nos iría mejor si en los hemiciclos estuvieran sentadas cuatro cabras.

Existen otras variables que podrían definir mejor la diferencia entre los consumidores de iPhone y Android. Como exusuaria de iPhone y actual clienta de Android, os diré que para mi la principal desemejanza radica en una palabra: libertad. El iPhone es la esclavitud hacia unos cargadores ad hoc, hacia unas terminales cuyos productores hacen lo posible para que estén obsoletas en un santiamén, y hacia unos programas y accesorios en los que se paga cara la marca.

Es cierto que la posesión de un iPhone de última generación supone la proyección de cierta imagen elitista de cara al exterior, aunque hoy en día eso sólo importa a quién le importa.

En fin, que cada uno use lo que le gusta o lo que el bolsillo le alcanza.