El Govern balear y particularmente la Agencia de Turismo de les Illes Balears (ATB) vienen desarrollando durante los últimos meses un serie de acciones para promover un aumento del número de turistas que eligen las Islas en invierno. Se pretende que el número de visitantes de la temporada alta veraniega disminuya y que en su lugar un buen número de turistas se desplace a la temporada baja, favoreciendo la actividad económica en los meses de menor movimiento y evitando las situaciones de masificación por todos conocidas durante el verano.
La promoción de esta campaña de promoción, bautizada por la ATB con el lema Better in winter ("Mejor en invierno"), se ha realizado esta semana en la feria para profesionales IFTM Top Resa celebrada en París, aunque ya se ha ido dando a conocer en las últimas ediciones de las grandes ferias turísticas de Londres, Berlín o Madrid. De conseguirse como el Govern pretende, el resultado significaría consolidar la tan ansiada desestacionalización, con efectos en un modelo turístico de mayor calidad y equilibrio durante todo el año.
Pero conseguir este objetivo no depende sólo de una decidida actuación por parte de los representantes públicos. Hay que involucrar a touroperadores, empresarios, prestadores de servicios... además de poder ofrecer productos turísticos de invierno que resulten suficientemente atractivos. Es en este punto donde se plantean muchos interrogantes. Hay que ver, en primer lugar, si el sector está dispuesto a emprender el reto; no sólo los empresarios turísticos, que deberían ver suficientemente recompensado su esfuerzo invernal en las cuentas de resultados, si no también los trabajadores (a menudo temporeros), que verían alteradas sus condiciones de fijos-discontinuos.
El proyecto, además, debe plantearse de maneras muy diferentes según las zonas. No es lo mismo atraer turismo de invierno en una ciudad como Palma, que hacerlo en una zona cuya oferta se reduce a hoteles de playa. El planteamiento debe ser muy diferente y, en consecuencia, ha de ser explicado con mucha convicción a los potenciales clientes.
Por último, es más que posible que la propia sociedad balear tenga una opinión precisa sobre su deseo de que las islas, conocidas por sus "calmas" invernales, mantengan esa condición sin que una nueva oferta altere la tranquilidad que ofrecen fuera de temporada. Conseguir este equilibrio, mejorando la calidad de la oferta, salvaguardando la principal actividad económica de la comunidad y ayudando a reducir la saturación de la temporada alta, debe ser el objetivo.