El caso de la decisión de la Abogacía de la Comunidad Autónoma de retirarse del procedimiento penal contra Jaume Matas en el caso de la ópera de Calatrava y en el caso del presunto blanqueo de capitales con el palacete de la calle Sant Feliu de Palma, se ha cobrado su primera víctima política en la persona del director general de la Abogacía de la CAIB, Lluís Segura. La consellera de Presidència y portavoz del Ejecutivo, la ibicenca Pilar Costa, se vió ayer asediada por la exigencia de responsabilidades por parte de sus socios de gobierno de Més y también por el partido que da apoyo parlamentario al Govern, Podem. De este modo, pasadas la una de la tarde Pilar Costa anunció el cese de Segura por pérdida de confianza política. Sin embargo, a principio de la sesión plenaria Costa no parecía tener en la mente sustituir a Segura, por lo que aunque ella lo niegue vehementemente, está claro que fue la posición crítica de Més y Podem la que obligó a la consellera socialista a entregarles la cabeza política de Segura para evitar su comparecencia en el Parlament y como cortafuegos para que la exigencia de asunción de responsabilidades no llegue a ella misma.
Desde Més y Podem se pretende que haga la Abogacía, que actúe según criterios políticos y partidistas y no de acuerdo a criterios legales
Tras el anuncio del cese de Lluís Segura, desde Més se dieron por satisfechos. No así desde Podem, pues su portavoz Parlamentaria advirtió que reflexionarían sobre lo sucedido, amagando con ir más allá a la hora de pedir cabezas. Pero tanto del comportamiento de Més como de Podem quien más claro habló fue el fiscal anticorrupción Pedro Horrach, quien en declaraciones al informativo de IB3 TV manifestó que la decisión de la Abogacía de la CAIB obedece a "una decisión estrictamente jurídica y todo lo demás es una utilización perversa del sistema judicial con fines políticos". Eso y no otra cosa es lo que desde Més y Podem se pretende que haga la Abogacía, que actúe según criterios políticos y partidistas y no de acuerdo a criterios legales y dado que eso no ha sucedido, han exigido cabezas. De momento solola del jurista Lluís Segura, pero está por ver que eso sacie su sed de sangre.