JAUME SANTACANA. Yo no se, ustedes, pero un servidor lo ve todo mal. Muy mal. Fatal. No hay más color que el puto negro, símbolo principal de desgracias y llanto, color del descolor, representante de la tragedia y de la “sin-vida”, o sea la muerte.
Uno va por la calle y se cruza constantemente con unos seres a quienes se les ha puesto cara de mala leche. Desgraciados, todos: ellos y el que subscribe. ¡Así no hay manera, oigan!
Y es que no se trata, solamente, de esta dichosa crisis que, lentamente –o no tanto- amenaza con la destrucción de todas la civilizaciones habidas y por haber, con la lógica excepción de Australia que, no se sabe exactamente por qué, pero lo resiste todo. El motivo quizás sea el hecho de que vivan al revés… Decía que no es sólo la crisis económico-social, que también: en la intemperie más lejana se está abriendo, como un vulgar paraguas, una enorme raja en nuestro tan amado ozono; en cuanto la raja se despelote, nos vamos todos al garete.
En otro orden de cosas, el patrimonio mundial de pingüinos se adelgaza por momentos y a ellos no les llega el tiempo para copular más y más rápido. Hacen lo que pueden, pingüinos y pingüinas, pero el deshielo es evidente y cada minuto desaparece una pareja de estos deliciosos
Animalillos del Señor. Algunas de estas parejas aparecen, semanas más tarde, en Alicante o Guadix (bueno, a Guadix llegan en tren, por que no alcanza el mar). Llegan desnudos i algo hambrientos, pero qué mas les da…se han salvado. Algún buen alicantino-samaritano los adopta. En Alicante no ha llegado aun el calentamiento global, porqué sus habitantes ya estaban, de siempre, bastante calentitos. Por el clima, digo.
El mundo “pobre” no prospera; las enfermedades contagiosas –y las restantes- se ceban en poblaciones miserables; los efectos meteorológicos arrasan ciudades, campos, desiertos y todo lo que haya que arrasar, sobretodo los simpáticos terremotos.
El crimen organizado campa a sus anchas, junto con el bonito fenómeno de la corrupción, muy arraigado en todo el planeta. Por no citar robos, violaciones, malos tratos, asesinatos (en masa o selectivos, a elegir…) y un largo etcétera.
Fuera, llueve.