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Tres damas

viernes 12 de abril de 2013, 08:02h

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GEMA MUÑOZ. Esta semana pasará a la historia porque en un día coincidieron dos despedidas y una efemérides. Las protagonistas: tres mujeres muy parecidas aunque en diferentes campos de la vida.

Sara Montiel y Margaret Thatcher dijeron adiós, algo inesperado, por cierto. Sarita y la Dama de hierro compartieron portadas, temas de debate y de charla en los magazines televisivos, tanto en España como en el extranjero.

Thatcher tuvo unos comienzos nada fáciles, desde el primer momento que decide posicionarse y optar a la candidatura del partido conservador para convertirse en  primer ministro.  Ganó y llegó al 10 de Downing Street.  Continuó con las dificultades derivadas de ser la primera mujer que accedía al cargo y las circunstancias no se lo pusieron fácil. El tiempo como en todo le ha dado la razón, siempre con los claros y oscuros  propios de los grandes líderes. Fue una mujer con las ideas claras y con vocación de servicio a los demás. Salió adelante a pesar de la cantidad de trabas que tuvo que superar.

Sara Montiel,  vinculada a Mallorca muy de cerca en una etapa de su vida, fue una mujer que decía lo que pensaba  y en cierta manera rompió más de un molde.  Su papel protagónico en la inolvidable “Veracruz” la consolidó en  su proyección internacional como actriz y como artista. De hecho, en México las portadas de los periódicos de todo el país y diferentes programas de entretenimiento se hicieron eco de la muerte de Sarita. Titulares como “El último cuplé” o “Se fue la diva” ocupaban parte de las portadas. Nuestra Sarita,  una mujer sin complejos hasta sus últimos minutos, no sucumbió jamás a las dificultades.

Ambas muertes han coincidido con el onceavo aniversario del fallecimiento de otra gran diva, de otra gran mujer, María Fèlix, de ascendencia española, nació y murió un 8 de abril, curiosa coincidencia; admirada por su belleza legendaria, fue actriz, controvertido personaje donde los haya, ejemplo de tenacidad como la Dama de hierro o Sara Montiel, pero con un lado dulce y apacible: el de madres de familia.

Posiblemente no nos gusten algunas de las facetas por las que las hemos conocido, pero no se puede negar que como mujeres son ejemplares o al menos dignas de mención en el catálogo de las féminas que de alguna manera o de otra, forman parte ya de la historia. Esta lista y la crónica se irá completando, cuando sepamos reconocer el valor de algunas que tenemos muy cerca y que nadie se ha atrevido a mencionar. Placer que dejo a otras plumas más al acecho.

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