TOMÀS IBARZ. Si todo se hubiese hecho bien, ningún autocar habría relizado el miércoles las excursiones programadas a distintos puntos de la Serra de Tramuntana. La copiosa nevada de este miércoles convirtió la Serra en una auténtica trampa, que no fue mortal de milagro. Los 50 niños del colegio Sant Vicenç de Paül que pasaron la noche en Lluc no olvidarán la experiencia: pasaron la noche fuera de casa, jugaron con la nieve, estuvieron muy bien atendidos, y fueron protagonisgtas de la noticia. Acabó bien aunque lo cierto es que no corrieron peligro en ningún momento.
Sin embargo, lo de Sa Calobra es distinto. Sí, los 150 jubilados del Imserso (más otros vehículos particulares) que quedaron atrapados durante diez horas envueltos de nieve, a cero grados y de noche. También acabó todo más o menos bien, pero debo informarles de que en el Servei d'Emergències ya se estaban preparando para lo peor.
Los responsables y los voluntarios de Protección Civil fueron resolutivos. La fortuna también ayudó. No hubo tragedia pero en el 112 se vivieron horas de máxima tensión.
Hoy me pregunto si todo esto no pudo haberse evitado. Me cuestiono si no aprenderemos nunca. Me interrogo sobre si no podemos pasar (nosotros o nuestros turistas) un día sin subir a la Serra.
Todo bicho viviente sabía el miércoles al salir de casa que la previsión del tiempo anunciaba para ese día un descenso térmico brusco de más de 6 grados y que iba a nevar a un nivel de 500 metros; o sea, en prácticamente toda la Serra de Tramuntana. Haga usted memoria: ese día salió de casa mucho más abrigado y con el paraguas en la mano. Y eso que a primera hora aún lucía el sol.
AEMET decretó la alerta de nivel amarillo, la mínima. Y aquí está el fallo. La Agencia Meteorológica no fue capaz de prever que iba a nevar tanto. Dicho de otro modo, los meteorólogos se encontraron la gran nevada de la Serra cuando ya había caído y con varios autocares aislados por la nieve en distintos puntos.
Si AEMET hubiera previsto la nevada (nada paranormal hoy en día), Protección Civil hubiera disparado los protocolos necesarios y se hubiera ganado tiempo a la hora de evacuar y rescatar. Sin embargo, dudo mucho de que (aún con alerta 1 -naranja-) se hubiera decidido prohibir el acceso de autocares o coches sin cadenas a Sa Calobra o a Lluc. ¿No hubiera sido lo mejor? ¿No sería lo mejor en el futuro? ¿No podemos pasar un día sin poder subir? ¿No pueden atinar mejor los meteorólogos? ¿Prohibir es malo siempre? ¿No es mejor prevenir?
Otra propuesta al hilo de lo sucedido. Un colegio (Sant Vicenç de Paül) organiza una excursión a Lluc, y varios hoteles de Calvià organizan exscursiones a Sa Calobra. Vamos, como casi cada día en esta isla. Buenas iniciativas, por supuesto. ¿No creen que hoteles, colegios, agrupaciones y asociaciones de todo tipo deberían informar a las autoridades de sus intenciones cada día? No propongo un Gran Hermano gigante. Sólo que los grupos organizados tengan donde informar anticipadamente de sus planes, por si acaso, por su seguridad ante imprevistos.
¿No ganaríamos en seguridad (nosotros y los turistas)?. Ahí queda, por si alguien recoge el guante.
Nota para la polémica generada alrededor de Encarna (Directora del colegio Sant Vicenç de Paül), a la que no tengo el gusto de conocer: ella no tiene la culpa de que el autocar de los niños quedara atrapado por la nevada. A ella también le dieron una previsión del tiempo (oficial) que no atinó.