GEMA MUÑOZ. Ha comenzado el año y con él llegan los buenos propósitos, dejar de fumar, hacer ejercicio y el más popular: perder peso.
Si navegamos por internet encontraremos miles de consejos para ayudarnos en la ardua tarea de adelgazar, las recomendaciones son variadas, beber litro y medio de agua, usar un plato de postre para dosificar las raciones en cada comida, masticar cuarenta veces los alimentos, entre otros.
Sin embargo como dice el tango, la lucha es cruel y es mucha y en ocasiones la fuerza de voluntad puede hacer abandonar el sano propósito de perder los kilos de más; no hay que perder la esperanza ahora existen numerosos medios para no desfallecer en la batalla, para eso ha sido creado HapiFork un tenedor inteligente que contabiliza por nosotros el ritmo al que comemos, contando el tiempo que tardamos en terminar de alimentarnos y la cantidad de veces que nos hemos llevado una porción a la boca, otra de las opciones que nos ofrece este invento es un avisador que mediante una vibración nos indica si comemos demasiado deprisa.
El mecanismo funciona a través de un contacto eléctrico que se encuentra entre el mango y la punta del tenedor, lo que posibilita que el aparato controle el tiempo que tarda el comensal en llevarse un nuevo bocado a la boca, una vez finalizada la comida, enchufamos el tenedor al ordenador para obtener los datos del controlador.
Pero si esto no funciona, existen otras formas de controlar el peso, a lo largo de la historia hombres y mujeres han seguido dietas de lo más extrañas, por ejemplo a principios del siglo XX se puso de moda masticar los alimentos hasta extraer los “elementos nutritivos” y después escupirlos, otro método “infalible” se volvió muy popular alrededor del año 1900 consistía en ingerir los huevos de la lombriz “solitaria” ya que de acuerdo a la teoría de la época las lombrices consumirían toda la comida que el cuerpo del receptor no necesitara, cuando se alcanzaba el peso deseado se recurría a pastillas antiparásitos lo que podía producir días de largas diarreas e irritación intestinal.
Si vamos aún más atrás Lord Byron en el siglo XIX extendió la dieta del vinagre, que consistía en consumir la mayor cantidad posible de este condimento, sus seguidores creían firmemente que beber vinagre cada día limpiaba su cuerpo aunque no contaban a nadie los efectos secundarios como vómitos y dolor de vientre.
La peor dieta que ha existido consistía en tomar píldoras de arsénico, aunque la mayoría de sus fans desconocía que si consumían una cantidad mayor de la recomendada podían morir envenenados.
Los especialistas insisten en que además de trabajar la fuerza de voluntad para adelgazar hay que tener relaciones sexuales antes de cenar, no solo porque quizás hasta se olvide la cena, sino también debido a que el cuerpo se sentirá saciado, satisfecho, con elevados niveles de endorfinas lo que contribuirá a desviar la atención de la comida.
Sea como sea, si ustedes han hecho propósitos este principio de año, desde esta columna os animamos a ser constantes pues la constancia, es la virtud por la que todas las cosas dan su fruto.