El Govern está trabajando en crear la Autoridad Aeroportuaria de Baleares, según dijo ayer el conseller de Turismo, Carlos Delgado. La explicación del modelo fue un tanto confusa porque esta autoridad, dijo, dependería de Aena, lo cual vendría a ser algo así como la Autoridad Portuaria de Baleares, un modelo mixto (donde, por cierto, también se extendió la corrupción, como no podía ser menos).
Delgado se quedó no sólo tranquilo, sino satisfecho de su anuncio, como si estuviéramos ante un logro. Yo le preguntaría si conoce algún caso en el que la gestión de la autonomía balear haya sido beneficiosa para alguna organización. ¿Es que hemos sido capaces de mejorar nuestra economía? ¿Es que sí hemos creado una red de metro o de trenes ejemplar? ¿Es que le podemos enseñar a alguien cómo hacemos aquí la publicidad turística? ¿Tal vez nuestro ejemplo sea la ordenación urbanística o quizás la gestión de las televisiones públicas?
Hasta el momento, todo lo que hemos tocado lo hemos estropeado y, encima, nos hemos quedado con facturas enormes.
Pero hay un argumento más sólido para dudar de lo que estamos proponiendo. ¿Hay alguien en Baleares que tenga experiencia en la gestión de aeropuertos? ¿Mientras Frankfurt o los diversos aeropuertos de Londres, por ejemplo, son operados por organizaciones privadas con una larga experiencia, aquí vamos a hacerlo con una pandilla de amiguetes, como estamos acostumbrados?