Urdangarín, un bluff de récord

22 horas, casi un día entero. Ese es el tiempo que ha estado Iñaki Urdangarín declarando ante un incisivo juez Castro que no dudó en preguntar hasta por los detalles más nimios llegando a sacar de quicio y a exasperar a muchos de los abogados presentes en la sala.

El circo que ha rodeado a la declaración del duque ha llegado a su fin, al menos de momento, porque el juez amenaza con volverlo a llamar. Al final mucha expectación, pero todo ha quedado en un bluff, eso sí, uno muy grande.

Cabría esperar que tras tantas horas dando explicaciones, el duque de Palma hubiera dicho algo interesante o novedoso, pero no. El marido de la Infanta Cristina no dijo nada que no supiéramos antes de su esperada declaración: se desvincula de la trama de empresas en torno al Instituto Nóos, le carga el muerto al que fuera su socio y amigo, Diego Torres, y por supuesto excluye de todos los posibles tejemanejes a su mujer. Tiene razón el juez Castro al decir que “para eso mejor no hubiera venido”, aunque la frase no deja de ser desafortunada por cuanto el duque no acudió de forma voluntaria a los juzgados sino por mandato judicial.