Cuatro medidas de calado político del gobierno Rajoy

Ignoremos los problemas que hacen que IB3 se quede sin subdirector y vayamos a algo que bien puede ser la única y primera medida positiva de verdad desde que empezamos la crisis. Es una de las cuatro medidas del gobierno Rajoy, que quería comentar y, especialmente una, aplaudir.

En realidad, bien mirado, estamos ante una chapuza, pero una chapuza que puede dar un impulso a nuestra economía. La chapuza consiste en desvestir un santo, para vestir a otro, en pasar una deuda de 30 mil millones de euros de unos acreedores a otros. Aunque la primera impresión es que no arreglamos nada, estamos ante una excelente medida. Se trata de que todo lo que hoy ayuntamientos y autonomías deben a miles y miles de empresas pequeñas y medianas, pase a la gran banca, que al fin y al cabo tiene entre sus fines el de prestar dinero.

Es una medida brillante, pese a que mantiene el total de la deuda, porque permite que miles y miles de puestos de trabajo se mantengan, que esos empresarios puedan recuperar el aliento, que la economía pueda saber que a partir de haber cobrado estas cantidades, tienen un horizonte claro, menos espectacular que el anterior a la crisis, pero por lo menos saben a qué juegan.

Y, la banca, esa banca que en buena medida está en la ruina con los pasivos del ladrillo, ahora podrá recuperar un acierta normalidad en su actividad con estos miles de pequeños y medianos empresarios, mientras que la gran deuda no será mucho peor para ella con todo lo que lleva ya en el saco.

Esta medida se suma a otras tres de cierta importancia, aunque sólo sea desde el punto de vista de la imagen, sobre todo de cara a su lucha política con los socialistas: limitar los salarios en la gran banca; limitar los salarios en las empresas públicas a cien mil euros y aceptar la dación en pago para cancelar hipotecas (aunque yo tengo dudas de que esto sea así, también en la letra pequeña de las disposiciones).

Para mí estas medidas demuestran que en este gobierno hay más gente trabajando que el presidente. Esto no lo puede hacer un gobierno de uno con diez secretarios que están pensando en qué clínica me puede quitar las arrugas o que parida puede ocupar los titulares de hoy. Desde que Zapatero perdió a Solbes, su gobierno se quedó a merced de sus ideíllas, inexistentes al final del mandato.

Madrid, de paso, deja en el ridículo a Baleares, cuyo gobierno lleva siete meses haciendo un plan de pago de la deuda. Justamente ahora que casi está acabado, va Hacienda y paga todo el dinero de un plumazo, y a otra cosa.