La educación está en la crisis desde hace años. En cada uno de los estudios se detecta que el fracaso es generalizado, que los alumnos no aprenden, que saben cada vez menos, que las cosas van mal. La cuestión es absolutamente trascendental para el futuro de Baleares porque sin jóvenes formados no hay posibilidades de mejorar nuestra capacidad productiva y, por supuesto, con una sociedad ignorante no hay una verdadera democracia. Por lo tanto uno se imagina que este problema les debería ocupar todo el tiempo a los que están implicados en el asunto, trabajadores, líderes sectoriales, responsables políticos.
Por si esto no fuera un problema sustancial, con la crisis económica han llegado las carencias a la educación y hay que resolver la cuestión del dinero: no hay recursos para nada, al punto de que el conseller ha tenido que asegurar públicamente que los centros educativos tendrán la luz eléctrica, el agua, el teléfono y la calefacción garantizados. La afirmación vale mucho más por lo que dice implícitamente que por su significado literal: equivale a reconocer que todo lo demás peligra, lo cual nos apunta a cómo están las cosas.
Pues bien, ayer se reunió la Juntade Personal Docente, el órgano que representa a los profesionales que se dedican a la educación pública en Baleares, con el conseller: de un lado los que realmente trabajan con la educación y del otro los responsables políticos. Y hoy Diario de Mallorca publica la noticia de la reunión. El periodista encargado puso el titular que considera representa mejor lo que se debatió allí. Dice “Bosch -el conseller- promete a los profesores que los conserjes sabrán catalán”.
Creo que es un buen epitafio para nuestro sistema educativo.