Bravo se acuerda ahora de que estamos muy mal

A Lorenzo Bravo, el secretario general de la UGT en Baleares, se le calentó la lengua y acusó al actual presidente autonómico de fascista. Es normal: ha estado callado durante los últimos ocho años en que gobernaban los socialistas y ahora que está el PP descubre que estamos con cinco millones de parados y entonces se da cuenta que un sindicato no puede callarse, concentrando sus acusaciones con el primero que pasa (que pasa y no es de su cuerda).

Pero no estaría de más que Bravo analizara qué culpa tiene él y su sindicato en este estado de cosas. Que se preguntara qué nos ha pasado para estar callados tantos años, para no ver cómo el país se estaba hundiendo. Si se hiciera esas preguntas, seguramente comprendería que el término fascista, entendido como fanático que sólo ve lo que es propio de su secta, más que a Bauzá, se lo podría aplicar a otros que estuvieron ciegos tantos años.