Si por algo se caracteriza Ryanair además de por sus bajos precios y por cobrar por un sinfín de cosas, como imprimir la tarjeta de embarque, es por provocar todo tipo de polémicas y controversias para conseguir publicidad gratuita.
Su presidente Michael O’Leary lleva la máxima de “que hablen de mi, aunque sea mal” a rajatabla por eso en cada comparecencia nos deleita con una ristra de payasadas, gestos y declaraciones bomba como que el “cierre de Spanair es una buena noticia para el turismo”.
Sus provocaciones alcanzaron ayer un punto álgido y bochornoso al reírse de la situación por la que atraviesan los trabajadores de dicha aerolínea. Ni corto ni perezoso se puso delante de ellos y con una amplia sonrisa se dejó fotografiar haciendo el gesto de la victoria. Como era de esperar a los allí concentrados no les hizo ninguna gracia la broma y a punto estuvieron de partirle la cara perola Ertzaintza se encargó de protegerlo.
Como siempre O’Leary llegó, montó el espectáculo y se marchó con la satisfacción de saber que el objetivo está cumplido: hoy su hazaña aparece en todos los medios de comunicación y lo que es mejor, sus acciones por mucho que sean de mal gusto no supondrán una merma de viajeros porque al final lo que busca el consumidor es un billete barato y lo que haya dicho el showman O’Leary le da igual.