Por lo visto, el Consell de Mallorca compró una finca, Son Puig, con una casona fantástica, para sede de la Televisió de Mallorca, hoy cerrada. Las informaciones de los medios de comunicación hablan de que el expediente de compra ha desaparecido y que, al parecer, la operación está llena de irregularidades. Para que lo entiendan: la finca es adquirida poco antes de que la compre el Consell y por un importe espectacularmente inferior, lo que ya nos indica cómo se han hecho las cosas.
A mí, además de la tradicional y sospechosa operación, me llama la atención la fotografía que algunos medios publican de la finca, situada en La Vileta: se trata de una magnífica edificación que está en un estado de absoluto abandono, y que, faltaría más, es edificio catalogado.
En las informaciones de los medios de comunicación queda al aire el aprecio que tenemos por nuestro patrimonio, sea en lugares alejados de nuestras miradas, sea delante de nuestras narices. Nada de eso impide que los políticos se harten de contarnos cómo apreciamos lo 'nostro', nuestra historia, nuestra riqueza. Mucho hablar, pero poco o nada hacer. Y cuando se hace algo, es así, una escandalosa operación de enriquecimiento de mil intermediarios. Patético.