Casi a la par que el Consell (todavía existe eso) declaró Bien de Interés Cultural el avión Convair Coronado que perteneciera a Spantax y que lleva años abandonado en una zona de Son Sant Joan, se ha sabido que una interesante máquina histórica del tren de Sóller ha sido vendida como chatarra. Lejos de lo que parece, estas no son dos diferentes actitudes ante la historia, sino la misma: olvido, abandono, desidia. El aprecio por el pasado, desde luego, no se puede imponer por decreto. Y a nosotros, por supuesto, no se nos impone.
Así como en el caso del tren es manifiesto que la destrucción de esta máquina es una barbaridad, el caso del avión la declaración de Bien de Interés Cultural nos advierte de cómo llevamos las cosas: el avión está abandonado desde hace años, en un estado lamentable, y lo que se acaba de hacer es simplemente firmar un papel. Pero nada más. Ni tenemos un museo del transporte, ni pensamos hacerlo, ni hay una política en este sentido, ni un plan, ni siquiera la ha habido nunca. Es proteger para que siga destruyéndose por desidia y abandono pero con un papel que dice que está protegido.
Ejemplos de nuestra ausencia de norte: ¿queda como recuerdo para la historia algún autobús de los que en su momento circularan por Palma? (El que quiera ver aquellos colores 'pastanaga' tiene que viajar a La Habana, donde hasta hace unos años aún circulaba alguna de esas unidades, con un enorme Son Roca en la parte delantera, que ningún cubano llega a entender). O si prefieren, para no mirar al pasado ¿alguien tiene pensado que uno de los actuales buses, que se empezarán a retirar en breve, pase a un depósito en el que se conserve como un testimonio de una época? ¿Se ha guardado un solo taxi de los negro y crema? No hablemos del tranvía, del que casi no quedan ni fotos; ni del primer tren de Sóller, ni del de Inca.
El aprecio por la historia, por lo que fuimos, no se decreta. Se siente.