¿Cuántos banqueros españoles son responsables del desastre en que se ha convertido este país? A juzgar por los procesos contra ellos, ninguno. Sin embargo, no en todos lados se actúa con igual generosidad. Vean: la Securities & Exchange Commission de Estados Unidos (SEC, para el mundo de la economía) ha presentado una acción judicial por fraude contra seis ejecutivos de las dos grandes organizaciones hipotecarias de aquel país, Fannie Mae y Freddie Mac. Allí, por supuesto, están los máximos cargos de las dos sociedades, Daniel Mudd y Richard Syron.
No olvidemos el contraste español: aquí no sólo no hay nadie, absolutamente nadie entre rejas, sino que además en una mayoría de los casos se han autoconcedido indemnizaciones millonarias, sin que nadie haya abierto la boca; como mucho, algún artículo crítico en los periódicos, que ya se sabe no tienen comprensión alguna por los dramas de los gestores financieros.
En España ya va siendo hora de que alguien sea responsable por no cumplir con las obligaciones que se derivan de su salario. Aquí no hay nadie que tenga que dar la cara: el caso de la CAM de Alicante es estremeceder porque la controlaba media España, pero todo el mundo miraba hacia otro lado. Lo mismo en Galicia y en Cataluña, en Andalucía o en Castilla La Mancha. ¿Pero no hay quien audita las cuentas y cobra para garantizar a los inversores que los datos son ciertos y que no esconden realidades preocupantes? ¿Pero no hay unas consellerias de Economía o de Hacienda de las autonomías que, desde más cerca, certifican cómo van las cosas? ¿Y el Banco de España? Al final han tenido que ser los inversores del extranjero los que han detectado que todo nuestro sistema financiero, con algunas excepciones, estaba en la ruina. Y encima los ponemos verdes porque no se enteran.