Las lágrimas de la ministra italiana de trabajo durante la rueda de prensa en la que se anunciaron los durísimos recortes a los que tiene que hacer frente el país demuestran que los dirigentes políticos también son humanos y que no son ajenos al sufrimiento que conllevan esos ajustes.
Elsa Fornero no pudo contener la emoción al explicar que, entre otras cosas, se congelan las pensiones para el próximo año y que los italianos tendrán que trabajar más años para poder jubilarse: 42 los hombres y 41 las mujeres.
Puede que ésta no sea la última vez que veamos llorar en público a un político dado que la crisis, tal y como vaticinan los expertos, no se solucionará de un día para otro. Angela Merkel lo ha dejado claro: “La crisis no se resuelve de un solo golpe, no hay solución mágica. Se trata de un proceso que durará años”.
Aquí José Ramón Bauzá ya nos ha preparado para los quizá no tan lejanos ajustes a los que deberemos hacer frente. El presidente del Govern ha advertido de que lo peor está aún por llegar aunque no ha concretado qué es lo que nos espera.